
Marina Polo Baile
Alicante
Viernes, 19 de julio 2024, 14:15
«Les mamelles, la mort, el pato, para esta noche». Cualquier turista que tome tranquilamente una horchata en la calle Mayor y escuche a alguien gritar así es probable que se sienta sorprendido o incluso curioso. Todavía más, cuando al girarse vea a uno de los típicos vendedores de cupones de la 11 con su chaleco verde y amarillo.
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Pero a los alicantinos no les llamará la atención. Cualquiera que haya crecido en la provincia y haya vagado por las calles de una ciudad reconoce a un vendedor de la ONCE -popularmente conocidos como 'los ciegos'-. Y si la terminación del boleto coincide con su número de la suerte también reconocerá que 'les mamelles' es el 88, 'la mort' el 00 y 'el pato' el 34.
Son tres de los conocidos apodos que el pueblo de Alicante puso a las terminaciones de los cupones que desde hace prácticamente cien años vende esta organización de apoyo a las personas ciegas. Pero no son las únicas. Las 100 posibilidades, de la 00 a la 99, tienen diferentes designaciones.
La historia de estos curiosos apodos se remonta al siglo XIX con otros juegos de azar de la zona. Entre ellos se encontraban 'L'auca d'Elx', uno 'D'Aigües' de l'Alacantí y otro aparecido en 'L'Arxiu de Tradicions Populars' que ya contaban con sobrenombres ligados a las imágenes y las cifras. Más tarde estos se trasladaron a los sorteos de la actual ONCE.
La primera vez que se usaron para la rifa nacional fue en el mismo siglo, durante la primera edición de la Lotería de Navidad celebrada en Cádiz. De esta forma, comenzaron a expandirse por toda la zona levantina, alcanzando suma relevancia en Murcia, Andalucía y Valencia. E incluso cruzando el mar para ser voceados por vendedores de Melilla.
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Aún hoy hay gente que se acerca a los puntos de venta preguntando por 'La figa' o 'La poma', si no eres conocedor de estos motes, probablemente te pueda resultar raro, pero no es así para los vendedores. Estos les entregarían aquellos cupones acabados en el 72 o el 22, respectivamente. Aunque es cierto que cada vez son menos los clientes que saben de estos sobrenombres.
Aún así siempre ha sido, y sigue siendo, una gran forma de llamar la atención de los transeúntes. Por esta razón, los nombres de los números se extendieron y comenzaron a usarse en muchas partes de la península.
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Algunos sufrido cambios con esta extensión en el territorio. Como el número 15, anteriormente conocido como 'El raïm', que hoy en día se llama 'La niña bonita'. O el caso del propio 22, que en otras zonas de España se le conoce como 'Los dos patitos'.
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Tal es la historia alicantina con estos números que el artista foguerer, Pedro Espadero, les hará un homenaje en la hoguera adulta oficial de 2025. Un monumento que llevará por nombre 'identidad' y tendrá referencias a los 100 números a los que los alicantinos pusieron nombre. El artista utilizará los ninots, pintura y cuerpo central y remate para contar uno a uno su historia.
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El propio artista ha explicado que se trata de una hoguera que dedicará a los alicantinos y al pueblo que puso nombre a los números. Las cartelas las hará el propio Espadero y se incluirán cartelas en braille para que las personas ciegas puedan leerlas un recordatorio a esta ONG que tanto hace por las personas con esta discapacidad.
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