Las sirenas sonaron este lunes a las 6.29 horas en Israel, durante el primer aniversario de los ataques de Hamás. Su sonido señalaba el momento en el que los terroristas sobrepasaron la valla de Gaza e irrumpieron a sangre y fuego en las comunidades agrícolas hebreas. Luego, más tarde, volvieron a activarse en tres ocasiones más en Tel Aviv y Haifa, pero en esta ocasión para anunciar la llegada de cohetes disparados por las milicias proiraníes desde Gaza, Yemen y Líbano.
Publicidad
Un año después del considerado como el '11-S' israelí, con 1.200 muertos y más de 200 secuestrados, Benjamín Netanyahu no asumió responsabilidad alguna y se limitó a decir que «estamos cambiando la realidad de la seguridad en nuestra región por el bien de nuestros niños, por el bien de nuestro futuro, para garantizar que lo que pasó el 7 de octubre no vuelva a suceder». El primer ministro propuso en esta jornada de homenajes rebautizar la operación militar en Gaza como la «guerra de la resurrección».
De vuelta al lugar de la masacre un año después
Netanyahu sigue adelante con su estrategia de uso máximo de la fuerza en todos los frentes. Permaneció ajeno a los gritos de las familias de los rehenes que, con motivo del aniversario, se concentraron frente a su residencia en Jerusalén para pedirle una vez más un alto el fuego que permita volver a sus seres queridos de vuelta a casa.
El ejército puso en marcha en este día la tercera operación terrestre en Yabalia, el mayor campo de refugiados de Gaza. También dio la orden de evacuación de todo el norte de la Franja, lanzó duros bombardeos sobre Beirut y desplegó una nueva división al sur de Líbano para avanzar con más fuerza en la invasión del país vecino. Todo ello con la previsible respuesta a Irán por el lanzamiento de 181 misiles en la mente de todos.
Las televisiones israelíes realizaron programas especiales desde las inmediaciones de la Franja y situaron sus platós en el lugar donde se celebró el festival de música tecno atacado por los islamistas. Allí, numerosos familiares y amigos de los fallecidos celebraron una sentida ceremonia.
Publicidad
En las principales ciudades hubo homenajes. Dolor. Respeto. En el parque Yarkon de Tel Aviv se leyeron los nombres de todas las víctimas de la masacre y de los soldados fallecidos en este año de guerra. Antes de todo eso, a las 6.29 horas, decenas de miles de israelíes guardaron un solemne silencio. Algunas televisiones y radios interrumpieron también la emisión.
El cielo llevaba sin rugir a causa de los cohetes de Hamás desde el 13 de agosto. Los milicianos guardaron unos proyectiles para este día tan señalado y los lanzaron desde el centro de la Franja en dirección a Tel Aviv. Una operación simbólica para la milicia que, según el ejército, ya no cuenta con estructura militar después de once meses bajo el fuego por tierra, mar y aire.
Publicidad
En el frente norte Hezbolá lanzó más de cien proyectiles a Haifa, algunos superaron el sistema de defensa y al menos diez personas resultaron heridas. El exministro de Defensa, Avigdor Lieberman, llamó a la ocupación del sur del Líbano hasta erradicar la amenaza de la milicia chií y el ejército informó del despliegue de una nueva división, lo que significa que la «operación limitada» es cada día más importante.
Los bombardeos se intensificaron a lo largo de la frontera y se ordenó la evacuación de otras veinte poblaciones. Fue una de las jornadas más duras desde el aire. Israel empleó 100 aviones y atacó 120 objetivos estableciendo una cortina de fuego desde la costa al interior. Hezbolá informa cada día de combates cuerpo a cuerpo y de sus éxitos a la hora de frenar el avance enemigo, pero los soldados israelíes comparten imágenes desde el interior de localidades consideradas bastiones del Partido de Dios.
Publicidad
La potencia militar de ambos bandos es incomparable e Israel aplica la estrategia de Gaza a la hora de arrasar desde el aire poblaciones enteras antes de que entren las tropas. Después de los golpes recibidos en las últimas dos semanas y de haber perdido a Hasán Nasrala, el líder de Hezbolá, sobrevivir a este choque con Israel es el objetivo de la milicia proiraní.
Las tropas de Naciones Unidas (UNIFIL) siguen en sus posiciones, pero la cosa se complicada día a día. Andrea Tenenti, portavoz de la fuerza de paz de la ONU, declaró a la cadena Al-Jazeera que «hemos visto en los últimos días intensos bombardeos en toda la zona de operaciones. El hecho de que las tropas israelíes se hayan acercado mucho a la posición del contingente irlandés es también motivo de preocupación». Los cascos azules están en mitad del fuego cruzado, pero se quedan «porque queremos que la bandera de la ONU ondee en todas estas posiciones cercanas a la Línea Azul».
Publicidad
Las alarmas sobre el riesgo de una guerra total en la región se dejaron notar durante el aniversario del 7 de octubre. Philippe Lazzarini, responsable de UNRWA, dijo que «es hora de ser valiente y cerrar un acuerdo que suponga un alto el fuego y un respiro a la gente de Gaza, Líbano, Israel y la región en general».
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, se sumó al llamamiento para un «alto el fuego inmediato en todos los frentes» porque «la situación no hace más que empeorar. La gente está más insegura que nunca y atrapada en un ciclo interminable de violencia, odio y venganza». El problema es que la ONU y la UE no tienen influencia alguna en un territorio a las puertas del abismo donde la última palabra la tiene Netanyahu.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.