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rafael m. mañueco
Lunes, 19 de diciembre 2022, 21:17
El presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, ha viajado a Rusia para reunirse con su homólogo ruso, Vladímir Putin, siete veces a lo largo de 2022. Sin embargo, Putin no visitaba Bielorrusia desde hacía tres años, desde 2019. Lo tuvo que hacer este lunes para intentar una ... vez más convencer a Lukashenko de que se implique más en la guerra contra Ucrania, algo que Minsk lleva tratando de evitar desde que estalló el conflicto. Lo cierto es que el jefe del Kremlin con ningún otro líder extranjero se ha encontrado tantas veces como con él, uno de los pocos aliados que le quedan.
Ambos dirigentes se vieron a solas después de hacerlo en presencia de las respectivas delegaciones, en donde Lukashenko afirmó que «a pesar de algunas asperezas, Rusia y Bielorrusia encuentran respuestas a todas las amenazas». Según sus palabras, Bielorrusia «espera que Occidente escuche la voz de la razón y se reanude el diálogo de seguridad».
El presidente bielorruso explicó que su encuentro con Putin se debe a «la imposibilidad de los respectivos gobiernos de resolver una serie de cuestiones», aunque subrayó que, gracias al trabajo conjunto, los dos países «lograron superar las posibles consecuencias negativas de la presión de las sanciones» occidentales. Subrayó que «la solución de asuntos económicos sensibles de cara a garantizar el bienestar de la población es una prioridad» para Rusia y Bielorrusia.
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En la misma línea se expresó Putin, que también calificó de «prioritaria» la relación económica con Bielorrusia, contra quien Estados Unidos y la Unión Europea han aplicado varias tandas de sanciones. El máximo dirigente ruso dijo esperar para este año un nuevo récord en la facturación comercial, que alcanzará, según sus cifras, cerca de los 40.000 millones de euros. «Debemos estar satisfechos de cómo se desarrolla nuestra cooperación (…) Bielorrusia es nuestro aliado en el sentido amplio del término», aseguró Putin. Luego, durante la rueda de prensa, el primer mandatario ruso aseguró que su país no se propone anexionarse Bielorrusia, según sus palabras, «no tiene interés en absorber a nadie. Sencillamente, no tiene sentido».
Aunque los dos presidentes trataron de resaltar el aspecto económico de esta nueva reunión, lo cierto es que el fondo real de las conversaciones, sobre todo las que mantuvieron cara a cara sin presencia de asesores y ministros, ha sido la cooperación militar. Lo reconoció Lukashenko al señalar que «las cuestiones que más nos han ocupado últimamente han sido las de defensa y seguridad» y en especial el «compromiso de Rusia» en la protección de la «independencia de Bielorrusia» ante posible ataques de la OTAN. En lugar de sentarse el uno enfrente del otro, como es habitual en las reuniones de Estado bilaterales, lo hicieron juntos, algo que los medios de comunicación bielorrusos creen que «enfatiza la naturaleza amistosa y de proximidad de las relaciones».
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Sin embargo, a juicio del general ucraniano, Sergiy Náyev, el objetivo real del viaje de Putin a Minsk ha sido «involucrar a las Fuerzas Armadas de Bielorrusia de forma más amplia en la guerra contra Ucrania (…) lograr su participación incluso en la invasión terrestre». La semana pasada, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, su ministro de Defensa, Oleksii Réznikov, y varios generales del Ejército ucraniano, advirtieron que las tropas rusas preparan una gran ofensiva para enero con la intención de atacar Kiev desde territorio bielorruso.
El viernes, Putin convocó a su Consejo de Seguridad y llamó a una mayor «interacción» con Bielorrusia en materia de Defensa. El mismo día, el presidente ruso se reunió con el mando militar para disponer medidas que permitan acelerar las operaciones militares en Ucrania. Hoy, precisamente, en Minsk participaron en las conversaciones los ministros de Defensa ruso y bielorruso, Serguéi Shoigu y Víctor Jrenin. El primero inspeccionó durante el fin de semana las unidades rusas que toman parte en la invasión.
La reunión de Putin y Lukashenko, según el portavoz del canciller alemán, Steffen Gebeshtreit, en declaraciones a la DW, ha causado inquietud en el Gobierno germano. Debido a la «cuestión de la posible modificación adicional del papel de Bielorrusia en la agresiva guerra de Rusia contra Ucrania». Hasta ahora, Minsk ha ayudado a Rusia en la contienda proporcionando a las tropas rusas su territorio para el despliegue de fuerzas y su espacio aéreo para los aviones de combate de Moscú.
El Ministerio de Defensa ruso anunció este lunes que su Ejército realizará nuevos ejercicios tácticos en Bielorrusia. «La caracterización final de la capacidad y preparación para el combate de las unidades conjuntas será dada por el comando en la etapa final de coordinación, después de que se hayan realizado los ejercicios tácticos», señalaba el comunicado castrense. El texto asegura que el entrenamiento se lleva a cabo «día y noche» de forma que el ritmo de coordinación de ambos ejércitos «es alto».
El promotor de la inconclusa unión de Rusia y Bielorrusia fue Lukashenko, pero rectificó después y le dio la espalda a Moscú. El actual presidente bielorruso y el predecesor de Putin, Borís Yeltsin, rubricaron en el Kremlin, el 8 de diciembre de 1999, el acuerdo para la creación de un estado unitario, era el cuarto documento tras tres intentos anteriores que no fructificaron. Preveía la creación de una estructura confederal con una misma política económica y de defensa con una moneda única.
Pero el plan no se llegó a materializar. Hubo, eso sí, algunos avances. Tomando como referente la Unión Europea, crearon un espacio económico común y eliminaron los controles fronterizos y aduaneros, que después terminaron restableciéndose. Ahora, el Kremlin pretende reavivar el proyecto para darle una orientación más bien militar y reforzar su ofensiva en Ucrania.
El territorio ruso volvió a ser este lunes objetivo de los misiles ucranianos, según denunciaron desde Moscú. En esta ocasión Kiev lanzó sobre la fronteriza región de Belgorod cuatro misiles antirradar HARM de fabricación estadounidense. Al parecer, fueron neutralizados, según señaló el Ministerio de Defensa en su informe diario en Telegram.
El ataque ucraniano ocurrió el mismo día en que las autoridades rusas reabrieron al tráfico el puente de Kerch, infraestructura que conecta la península de Crimea con la Rusia continental y escenario de una fuerte explosión a comienzos de octubre.La estructura sufrió graves daños por la explosión de un camión-bomba. Aquella destrucción parcial supuso uno de los golpes más simbólicos contra Rusia desde el inicio de su ofensiva militar en febrero. Las autoridades de Moscú, culparon desde un primer momento a la Inteligencia ucraniana y llevaron a cabo varios arrestos en el marco de una investigación por supuesto terrorismo.
Además, Rusia anunció este lunes que varios de sus buques de guerra participarán a partir de esta semana en unos ejercicios conjuntos con la Marina china, una muestra más de acercamiento entre Moscú y Pekín frente a los países occidentales.
El Kremlin también justificó su estrategia de bombardear de manera masiva las centrales e infraestructuras eléctricas ucranianas, dejando a millones de ucranianos sin luz ni agua en pleno invierno boreal. El Ministerio de Defensa aseguró que solo busca interrumpir «la transferencia de armas y municiones de fabricación extranjera».
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