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Era cuestión de tiempo. El Hércules lleva toda la temporada dando malas sensaciones y solo había que esperar para poner fecha al desastre. El equipo ha recibido este domingo en el Rico Pérez un golpe casi definitivo en sus aspiraciones por salvar la temporada y ... jugar la promoción de ascenso. Los alicantinos han perdido su décimo partido del curso. El Olot ha asaltado el Rico Pérez la afición asume el mayor fracaso de la centenaria historia blanquiazul.
Un doblete de Ernest Forgás en la segunda parte ha dejado al descubierto la peor plantilla jamás confeccionada en los 101 años de vida del club. Un grupo de jugadores caros y sin calidad. Un bloque, sin delanteros ni banda derecha y con retoques en enero que tampoco han dado lo que se esperaba de ellos como el ejemplo del central Mario Gómez.
Lolo Escobar se ha visto obligado por segunda semana consecutiva a usar a uno de sus mejores hombres, Alvarito, como delantero centro ante la ausencia reiterada de los dos delanteros fichados este verano a golpe de talonario por el secretario técnico, Paco Peña. El equipo ha tirado la primera parte por la borda, generando los primeros pitos en la grada. 0-0 y gracias.
Lolo Escobar, con un banquillo plagado de canteranos y casi sin argumentos de peso para cambiar el rumbo del encuentro, ha optado por mover las piezas ofensivas. Alvarito ha pasado a la derecha y Luque se ha quedado como delantero centro. Ahí han llegado los mejores minutos del equipo. Tres ocasiones claras que se han ido al limbo.
Después ha llegado el caos. 10 minutos infames donde el Olot, un equipo casi desahuciado y con pocas opciones de permanencia, ha pasado por encima del Hércules. Un doblete consecutivo de Ernest Forgás ha levantado la indignación de los aficionados, que han mirado al palco donde se encontraban Peña y Portillo presenciando el partido. Insultos a los artífices del enésimo fracaso herculano y también a los jugadores de camino a sus coches después del partido.
Es la décima derrota herculana en 30 partidos. Una temporada para olvidar. Quedan cuatro partidos y el milagro solo pasa por ganar casi todos los puntos en juego y esperar los tropiezos de los rivales que van por delante. Una misión prácticamente imposible.
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