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Ni el enemigo más acérrimo del Hércules hubiera imaginado un centenario así de triste para el club de Romeu Zarandieta. Con el Rico Pérez en ruinas y en estado cochambroso, el equipo en puestos de descenso a la quinta categoría del fútbol español y ... los dirigentes paseándose por los Juzgados con la sombra de una posible entrada a prisión por trocear cheques para no pagar a Hacienda. Todo demasiado burdo.
Los 23 años de gestión caótica de Enrique Ortiz no han sido suficientes para que el empresario se haga a un lado y ceda el testigo de un club hundido pero con un potencial enorme debido al arraigo que todavía tiene en una ciudad de casi 350.000 habitantes como Alicante.
Y esta querencia casi ciega hacia el Hércules es lo que hace a Ortiz querer formar parte del proyecto. Sabe que a poco «que la pelotita entre» las gradas volverán a llenarse, la mayoría de aficionados olvidará quién está en el palco y todo serán camisetas blanquiazules (de etapas anteriores) por la calle.
El gran problema es que la «pelotita no entra» y, cuanto más abajo está el Hércules, más complicado se hace porque las urgencias son mayores y cualquier tropiezo se ve casi como una afrenta. El equipo blanquiazul deambula ahora con mucha más pena que gloria por la Segunda REFEF, con el fútbol profesional a años luz y el objetivo del ascenso como una utopía (a 12 puntos de distancia).
Los más optimistas del lugar piensan que el alzamiento de algunos aficionados contra el palco en el partido contra el Lleida (0-4) supondrá un punto de inflexión porque el ambiente se puede tornar en insostenible en el Rico Pérez, pero lo cierto es que desde el pasado domingo nadie en la cúpula ha movido ficha y el club sólo se ha limitado a emitir un comunicado censurando las actitudes violentas de algunos aficionados y exigiendo que no se repitan «jamás».
La voluntariosa Comisión del Centenario ha organizado actos para darle cierto lustre a la efeméride, pero la colaboración del club ha sido prácticamente nula y la respuesta de la afición de lo más fría. El herculano medio no está para fiestas ni celebraciones, solo quiere sentirse orgulloso de una entidad caduca que tiene un modelo que ya no se ve en todo el fútbol español.
La realidad del terreno de juego es tozuda y sitúa al Hércules en un problema mayúsculo, ya que la plantilla confeccionada por Paco Peña hace aguas y todas las esperanzas están depositadas en un mercado invernal que rara vez da fruto.
El técnico Ángel Rodríguez declaró a principios de temporada que sería de «mediocres» no pelear por la primera plaza y ya no hace falta añadir nada más porque su equipo ocupa puestos de descenso. Una derrota en Olot provocaría su despido, pero el aficionado no se conforma con eso, apunta al palco y no parece que vaya a desviar su atención en adelante porque se ha tocado fondo. Una vez más.
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