El presidente de Vox, Santiago Abascal, se ha visto fuerte en Alicante. Sabe muy bien que en la provincia juega en terreno propio, nunca mejor dicho. No hacía falta recordárselo, puesto que él mismo ya se refirió a ello: «Escucho más lo que 'millor terreta ... del món' que lo de »cariño« en casa. Abascal está casado con la 'influencer' Lidia Bedman, sanvicentera de pro.
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Como tal lo recibieron en una plaza del Ayuntamiento de Alicante llena bastante antes de que fuera la hora. Para calentar, en bucle, 'Que Viva España', de Manolo Escobar, y 'El imperio contraataca', de Los Nikis. Aquella de 'seremos de nuevo un imperio...'. En el decorado del público cabe de todo, desde banderas con la cruz de Borgoña hasta imágenes de María Auxiliadora. Y, por supuesto, la enseña nacional.
En este ámbito, y con esta gente, Abascal se ha visto grande. Como en un concierto, ha tocado sus grandes temas: inmigración, cambio climático e ideología de género. Pero también algunos que últimos hits que han entrado en la campaña electoral, como el tema de la vivienda.
Y ha empezado su solo: «Jeta, caradura» le ha espetado a Pedro Sánchez por los anuncios de bonos Interraíl para jóvenes, culturales para videojuegos o el anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de construir un montón de viviendas. Abascal ha criticado a Sánchez por «comprar votos» con estos anuncios, en plena polémica por el estallido de diversos casos de fraude electoral en Melilla o Mojácar.
«¿Sabéis lo único que han hecho los socialistas en materia de vivienda?» en los 26 años que han gobernado en democracia, ha preguntado Abascal a un expectante público: «Tienen a los ayuntamientos como gilipollas quitando las placas del Instituto Nacional de la Vivienda», les ha respondido, en refrencia a lo pisos más antiguos construidos durante la dictadura.
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De hecho, Abascal se ha referido a la gente más mayor comparando el porcentaje de sueldo que se gastaba antes en hipotecas con el actual. Sabe muy bien qué teclas tocar.
Como la del agua. No podía pasar por Orihuela ni por Alicante sin hablar del tema hídrico, por supuesto. Y eso que Vox ha estado mirando toda la tarde al cielo para que no descargara, puesto que el acto se ha celebrado al aire libre en la plaza del Ayuntamiento.
En este sentido, Vox mantiene un único discurso nacional, se ha enorgullecido Abascal. «El agua tiene que llegar a todas partes de España, con Plan Hidrológico Nacional, con trasvases, con interconexión de cuencas», ha explicado Abascal. «Y el que diga lo contrario está fuera de Vox», ha sentenciado, en refrencia a sus cargos en Castilla-La Mancha. Precisamente, Abascal cierra campaña en Toledo.
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Abascal ya se ve como «la tercera fuerza política de España» y, augura, será la primera. Aseguran que «Vox no es una moda que se vaya a pasar», como el caso de Ciudadanos sin nombrarlo.
Su táctica, por lo menos en campaña. en arremeter contra todos. «Nos enfrentamos a los que han convertido la política en una impostura», tanto de izquierdas y derechas, poniendo al mismo nivel al PSOE y PP.
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Pero especialmente contra el primero. Sobre Sánchez le acusó de «mentiroso», desde la tesis doctoral a los acuerdos con Bildu. «Si la mentira fuera delito, estaría en la cárcel», ha sentenciado. «¡Que te vote Txapote!», se animaron algunos asistentes del respetable.
De Feijóo fue más sutil. Al presidente popular le acusó de decir una cosa en otro sitio y una diferente en otro en relación en temas como el Trasvase Tajo-Segura o el cupo vasco. También ha tachado de «inútil» al Partido Popular porque «no han cambiado las políticas de izquierdas». Abascal ha criticado la estrategia popular de pedir el «voto útil».
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Enfrente del «turnismo», Abascal se define a sí mismo como «radical» en el sentido de que «Vox va a derogar todo lo nocivo de la noche a la mañana» y, después, «a construir».
Y ha culpado a este turnismo del «colonialismo del separatismo catalán» que se ha introducido en la Comunitat Valenciana. También de la inmigración ilegal, la delincuencia y «la falta de ayudas sociales y vivienda a las familias españolas». En este caso, ha igualado como «progres» tanto a socialistas como populares.
Le siguieron, aunque por delante, los candidatos de Vox a la Alcaldía de Alicante, Carmen Robledillo; por la provincia, Ana Vega, y al de la Generalidad, puesto que nombran el gobierno autonómico o regional en español.
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El candidato a la Generalitat, Carlos Flores, realizó una alocución loando todo lo alicantino, empezando por toda la gastronomía y el turismo, como si fuera un visitante más. Pero también a Carlos Flores le gusta Miguel Hernández, «porque nadie tiene derecho a monopolizar la intelectualidad», además del bilingüismo de la provincia: «Hablan español y, cuando quieren, hablan valenciano».
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Flores asegura que «gracias a los alicantinos vamos a ganar la Generalidad Valenciana» y que a Vox «se le da muy bien Alicante». En las encuestas de TodoAlicante, la formación de derechas se convertía en la tercera fuerza política en las principales poblaciones, con cerca de 300.000 electores entre ambas.
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Reprocha las últimas ayudas aprobadas por la Generalitat y subvenciones prometidas por Puig la última semana. Flores ha asegurado que es otra manera de «comprar» votos, en plena polémica por la trama fraudulenta de Melilla, un poco adelantándose al discurso de Abascal sobre Pedor Sánchez. «Los votos de Vox serán limpios», ha augurado el candidato a la Generalidad.
Quien estuvo especialmente incisiva fue la candidata alicantina Ana Vega. No en vano, era su gran momento. Ha dejado claros como el agua los postulados de Vox: «Vamos a limpiar nuestras instituciones de políticas socialistas, sectarias, que buscan dividir a los españoles y nuestras tradiciones», ha enfatizado.
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La candidata a la Alcaldía de Alicante, Carmen Robledillo, abrió el acto con un discurso, como no podía ser de otra forma, muy localista, sin salirse. Dejó un mensaje muy sencillo con tres ejes fundamentales: limpieza, seguridad y mantenimiento. «Es hora de nuestros barrios, de nuestras partidas, de no estar abandonados», ha sentenciado Robledillo.
Vega ha asegurado que llegan con la misión de «expulsar a los comunistas y que no haya más Mónicas Oltras que ocultan los abusos a menores ni más X. Puig», en alusión al M. Rajoy que tanto critica la izquierda. Ha afirmado que Vox es la «la única y última oportunidad» de proteger la agricultura, el comercio, la hostelería y el comercio, todavía herido «por el cierre ilegal», en refrencia a los estados de alarma «ilegales».
Y de derogar «imposiciones ideológicas que les pervierten las mentes» a los menores. Y, hablando de imposiciones, también el lingüístico, en alusión al valenciano.
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