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El futuro de las universidades de la provincia de Alicante podría estar en riesgo por falta de profesores. La infrafinanciación y los límites que define la tasa de reposición dificultan la estabilización del personal docente, así como la contratación de nuevos profesionales. En este contexto, ... la Universidad de Alicante (UA), la Universidad Miguel Hernández (UMH) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) -con sede en Alcoy- están preocupadas, especialmente ante una oleada de jubilaciones que se producirán en la Comunitat Valenciana durante los próximos años.
La nueva Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario (LOSU) establece una serie de medidas que las universidades deben acotar y que suponen, con su implantación, un gasto añadido, como ha explicado el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la Universidad de Alicante, Luis Martínez. Una de ellas es la reducción de la dedicación docente. Es decir, de las horas que los profesores pueden destinar a la enseñanza. Para cubrir esos espacios, las universidades alicantinas necesitan contratar más ayudantes doctores, pero no disponen de los recursos económicos suficientes para hacerlo.
No obstante, entre el año pasado y este, la Universidad de Alicante ha incrementado en un 50% su plantilla de ayudantes doctores a través de tres dotaciones diferentes de personal. Para conseguirlo, la institución académica ha tenido que «hacer un gran esfuerzo» y destinar una gran cantidad de fondos de su presupuesto «recortando gastos» de otras partidas, tal como ha asegurado Luis Martínez. Además, recientemente se han producido un total de 30 jubilaciones de profesores cuyas vacantes ya han sido cubiertas.
En este sentido, la UA «no está especialmente mal» en cuanto a tasa de reposición -que es el porcentaje de vacantes de empleo público que pueden ser cubiertas por personal de nuevo ingreso-, según el vicerrector de Ordenación Académica. Sin embargo, sí encuentra en la falta de financiación un gran problema para incorporar y formar a los ayudantes que serán, en un futuro, quienes puedan acceder a las plazas fijas, y que «necesitan un tiempo de experiencia docente», de acuerdo con Luis Martínez.
Un problema que también tienen en el campus de la Universidad Politécnica de Valencia en Alcoy, donde en la actualidad hay un total de 200 profesores y aproximadamente la mitad de ellos tienen plaza fija. Según las previsiones del director del campus, Pau Bernabeu, en diez años se jubilará en torno a un 30 o 40% de la plantilla. Y aunque la UPV cuenta con personal suficiente para ocupar las vacantes que quedarán libres, necesita contratar ayudantes doctores para que vayan preparándose.
Por su parte, la Universidad Miguel Hernández, puesto que es una institución académica más 'joven' que la UA y la UPV, cuenta con un bajo porcentaje de personal envejecido en la actualidad. «No tenemos muchas jubilaciones porque la gran mayoría de gente entró hace 25 años con el nacimiento de la UMH», ha explicado el vicerrector de Estudiantes y Coordinación, José Juan López.
No obstante, en los campus de Orihuela y San Juan sí que se ha jubilado una parte de la plantilla, ya que ambos tienen más antigüedad que la propia UMH porque pertenecían a la UPV y la UA respectivamente, tal como ha recordado José Juan. En este sentido, el «verdadero problema» de la UMH vendrá «cuando todos los que entraron tengan que jubilarse», en unos 10 o 15 años, si no hay suficientes docentes para cubrir las vacantes.
Aunque por el momento, la tasa de reposición no está afectando a los efectivos de la UMH, ya que actualmente no hay cola para poder estabilizarse. «El que se acredita, en un año suele acceder a la plaza. En eso estamos bastante bien», ha expuesto el vicerrector de Estudiantes de la UMH. No obstante, sí es un condicionante porque va sujeta a decisiones gubernamentales y no a la realidad de cada universidad.
«Yo en su día estuve cinco años esperando la plaza porque tuve la mala suerte de acreditarme en 2013, justo cuando Rajoy bajó la tasa de reposición al 10%», ha recordado José Juan López. Podría ser un caso excepcional, pero es otro problema que han detectado los responsables de las universidades: el camino hacia una plaza estable como docente es, en ocasiones, demasiado largo.
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El vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la UA ha indicado que «la fase de contratos laborales previos y temporales» se extiende durante al menos ocho años en la mayoría de los casos. Y el director del campus de la UPV en Alcoy, por su parte, ha asegurado que los docentes necesitan «mínimo diez años» para poder estabilizarse. Además, tal como ha recordado el vicerrector de Estudiantes de la UMH, «hay muchísima gente que abandona a mitad de camino porque es muy duro, requiere muchas horas y mucho sacrificio».
Esta 'carrera de fondo' condiciona la permanencia de muchos de ellos, ya que no sólo supone una larga espera, sino también unas «peores condiciones laborales», según Pau Bernabeu. Ejemplo de ello es el salario que perciben, ya que un profesor ayudante cobra «sueldos bajos» en comparación con otro que cuenta con plaza fija.
Por este motivo, ha recalcado el director del campus de la UPV de Alcoy, muchos renuncian a la carrera como docente universitario cuando encuentran otros empleos con mejores condiciones económicas y estabilidad laboral. En este sentido, Bernabeu considera que, para evitar el abandono de la carrera en la docencia universitaria, se debe «reducir el tiempo» que se necesita para promocionar y «reajustar los sueldos» para que sean competitivos.
Además hay que tener en cuenta que se trata de una profesión para la que hay que tener «mucha vocación» y paciencia, pero también un 'plan B', ya que, según José Juan López, hay que tener en cuenta que nunca existe «la seguridad de tener plaza», porque hay algunas ramas en las que hay más ayudantes doctores que plazas disponibles.
Algo que podría solucionarse, de acuerdo con la opinión del vicerrector de Estudiantes de la UMH, con «inversión en ciencia e investigación», para que, además de abrir la muerta al Personal Docente Investigador (PDI), se abra al Personal Investigador (PI) y los doctores puedan «generar conocimiento» y avanzar en investigaciones para que «la sociedad se vea enriquecida y avance».
Por su parte, el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la UA considera que tanto el Consell como el Gobierno central deberían escuchar las necesidades de las universidades, «dejarles autonomía y mejorar la financiación» para que el futuro del profesorado y de la investigación no peligre.
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