Las familias guardan un récord de 1,078 billones en depósitos en pleno caos inflacionista

El crecimiento puede sorprender en un momento en el que la inflación ha dado un duro golpe al poder adquisitivo de estos ahorros. Por no hablar de la reticencia de los grandes bancos a trasladar la subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) a la remuneración de sus clientes.

Pero la búsqueda de seguridad frente a la crisis parece haber primado en la decisión de los ciudadanos, en un ejercicio en el que el resto de mercados financieros, tanto los de renta variable como los de renta fija, sufrieron notables pérdidas.

Precisamente ese factor fue el que provocó que la riqueza financiera de las familias (que se calcula restando los pasivos de los activos financieros), se congelase por completo en el ejercicio, cayese hasta los 1,959 billones de euros, desde los 1,962 billones del año anterior.

Esa cifra podría ser incluso menor de no ser por que, al tiempo que sus inversiones perdían valor, los hogares también apostaron por quitarse deudas de encima, con el valor de los préstamos contratados pasando de 704.211 a 702.788 millones en un año que también estuvo condicionado por el encarecimiento esperado del crédito a raíz de la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Es decir, los datos del Banco de España reflejan cómo muchas familias optaron por ser mucho más prudentes a la hora de acudir a sus entidades en busca de un préstamo –cuyos requisitos también eran mucho mayores– o apostaron por otros procesos como la amortización de deuda.

En todo caso, todo apunta a que la tendencia cambiará en 2023. Sobre todo en lo referido a los depósitos, por dos motivos. El primero, la búsqueda de mayor rentabilidad para los ahorros a través de otros productos como las letras del Tesoro. El segundo, la necesidad cada vez más acuciante de 'echar mano' de los mismos para hacer frente a la escalada de precios.