La crisis del covid se esfumaba a inicios de 2022. Parecía que la provincia tomaba cierta carrerilla para emprender, de una vez por todas, el camino hacia la recuperación económica. Pero, tras meses de tensión, estalló una guerra en el este de Europa, en Ucrania, ... que amenazó, entre muchas otras cosas, la estabilidad económica de un continente sin sanar de las heridas de la pandemia.
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A pesar de la gran incertidumbre, y las consecuencias negativas de la guerra, más que patentes en el tejido provincial, la economía alicantina ha conseguido cerrar 2022 en positivo, tal y como ha destacado este martes el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca) en su informe de coyuntura del cuarto trimestre.
«La desconfianza generada por el conflicto se ha visto diluida con el impulso de la recuperación postcovid», ha explicado el coordinador del comité de estudios, Joaquín Palací, durante la presentación del informe en Casa Mediterráneo.
El presidente del instituto, Ignacio Amirola, ha resaltado la importancia del empleo y la afiliación como dos indicadores que han ayudado a dejar de lado las diferentes tensiones existentes en la economía provincial. Una economía que, en caso de cumplirse las previsiones, continuará en la senda del crecimiento durante el presente año.
Ignacio Amirola
Presidente de Ineca
Y es que, según afirman desde Ineca, los datos de este primer trimestre del año «son mejores que los del cierre del pasado ejercicio». Una situación que «nos hace ser optimistas porque la maquinaria productiva sigue en marcha», ha expresado Amirola.
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El paro ha bajado a mínimos en gran parte de la provincia, mientras que los datos de afiliados a la Seguridad Social son más que positivos. De hecho, en las comarcas de la Marina Alta y Baixa se esperan «mínimos de desempleo a lo largo del segundo trimestre del 2023», ha asegurado Palací. Eso sí, el desempleo alicantino sigue pesando demasiado en el total de España, ya que supone casi un 5%.
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El empleo y la afiliación han sobresalido como dos de los grandes pilares del crecimiento de la economía alicantina. Amirola ha destacado que las cifras «se acercan a las previas a la gran crisis», aunque ha remarcado que «es necesario un mayor impulso para que los cambios en el mercado no lo hagan tambalear».
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A pesar de las dificultades con las que se presentaba el pasado año, Alicante ha cerrado el año englobando el 3,41% de los cotizantes de España, el mejor dato de, al menos, la última década, y la provincia suma 22 meses consecutivos con variaciones anuales positivas.
No olvidan desde Ineca el gran crecimiento del régimen general de autónomos. «Llevamos 125 meses consecutivos creciendo por encima de la media nacional», ha resaltado el director de estudios de Ineca, Francisco Llopis, que, aunque valora positivamente el número de autónomos, asegura que «si estuviesen en el régimen general, tendríamos empresas más grandes». Este balance es una de las tareas pendientes, según Llopis, que hay que corregir.
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A pesar del optimismo con el que Ineca afronta el 2023, el coordinador del comité de estudios, Joaquín Palací, ha querido hacer un llamamiento a la prudencia, puesto que «hay problemas estructurales que todavía no han desaparecido». En este sentido, Palací ha resaltado la necesidad de seguir apoyando las reivindicaciones de la justa financiación estatal para la provincia.
«Debemos exigir a las administraciones que apoyen Alicante para que la recuperación no se vea comprometida», ha afirmado el presidente de Ineca, Ignacio Amirola, quien ha asegurado que «depende del Gobierno de la nación y de la Generalitat impulsar políticas que fomenten el empleo e impulsen la productividad del tejido económico alicantino«.
El tirón del turismo ha sido uno de los grandes responsables no solo del aumento del empleo, sino de la recuperación económica. El incremento de las pernoctaciones, de un 43,6% respecto al 2021, ha dejado la cifra promedio del número de noches mensuales muy cerca de los valores de la normalidad.
Pero no es oro todo lo que reluce, y la economía alicantina presenta todavía algunas debilidades que no conviene dejar de lado. La inflación sigue siendo demasiado elevada. «Llevamos 24 meses con tasas de crecimiento positivo», explica Llopis. En los últimos dos años, los precios se han incrementado un 12%, mientras que los salarios tan solo un 4%, lo que está menguando el poder adquisitivo de la gente, que se traduce en el resto de indicadores.
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Las exportaciones, aunque con crecimiento positivo, siguen una estela demasiado débil y muy por debajo del aumento del IPC, lo que se traduce en que se vende menos, pero más caro, de ahí los números positivos. El calzado vuelve a ser el gran valedor de la provincia.
Sin embargo, uno de los grandes talones de aquiles de la provincia se encuentra en el bloque de finanzas. «Los depósitos y los créditos no crecen al ritmo que deberían», ha remarcado Joaquín Palací, que hace hincapié en que esta situación debe cambiar.
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Con todo ello, en Ineca son «optimistas, aunque no ingenuos» de cara a este 2023, en el que se espera que continúe el crecimiento, salvo que surjan nuevos imponderables, de la economía alicantina.
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