Fin de las políticas de estímulo de los bancos centrales, subida generalizada de los precios y familias obligadas a tirar de ahorros para asumir sus gastos diarios. La compleja situación económica derivada de la crisis energética y una inflación descontrolada se ha convertido en todo ... un quebradero de cabeza para el sector bancario, que hasta ahora ha logrado mantener a raya la morosidad de sus clientes sin necesidad de afrontar mayores provisiones ante posibles riesgos de impago.
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El sector sabe que se enfrenta a un otoño caliente. Y las últimas estadísticas del Banco de España reflejan un cambio de tendencia que podría consolidarse en la recta final del año. En concreto, la morosidad rompió en agosto con seis meses consecutivos de caídas, al situarse en el 3,86% desde el 3,85% de julio.
Es cierto que se trata de un repunte mínimo, casi imperceptible. Y todavía lejos del 4,3%en el que comenzó el año y del 4,43%registrado en agosto de 2021. Pero el giro al alza coincide con la reacción a la primera subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE)acometida en julio y, por consiguiente, con el acelerón del euríbor que ya ha encarecido de forma notable las cuotas mensuales de las hipotecas en revisión.
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La ratio empeora porque la caída del saldo de crédito al sector privado (de 7.473 millones de euros en el mes) fue más pronunciada que la experimentada por los créditos dudosos, que descendieron en unos 200 millones de euros respecto a julio hasta un total de 47.237 millones de euros. Pero este dato podría ser un primer aviso para el sector, que se juega mucho con el control de los impagos.
Según se desprende de las estadísticas publicadas este lunes por el Banco de España, el principal motivo del repunte de la morosidad en el octavo mes del año está en las cifras de los denominados establecimientos financieros de crédito (EFC).
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La tasa de impagos en este segmento especializado en los negocios de crédito al consumo y tarjetas subió con algo más de fuerza que la media en el periodo, desde el 6,28% al 6,30%. Yel temor es que esa tendencia se extienda a la cartera hipotecaria en los próximos meses.
Las grandes entidades confían en que podrán controlar la situación. Yretrasan a 2023 el previsible deterioro de sus carteras que, en todo caso, sería muy moderado y siempre dentro del umbral en el que el sector se ha movido en los últimos años.
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Además, las entidades acumulan todavía notables reservas por las provisiones realizadas desde el estallido de la pandemia, parte de las cuales aún no se han liberado. En total, y según las estadísticas, unos 32.981 millones de euros a cierre de agosto. Eso sí. La cifra implica unos 6.100 millones menos que hace un año.
Con el objetivo de evitar riesgos, el sector financiero ha acelerado en los últimos días las negociaciones con el Gobierno para evitar que la subida del euríbor implique que muchas familias se vean obligadas a abandonar su carga hipotecaria. En principio, se esperaba que el acuerdo definitivo estuviese listo esta misma semana, coincidiendo con la temporada de resultados trimestrales del sector. Pero aún hay diferencias para sacar adelante el acuerdo, basado en un principio en extender los plazos de las hipotecas para abaratar las cuotas mensuales.
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Evitar la morosidad en este segmento hipotecario resulta clave para la banca. Y no solo por el temor a tener que realizar mayores provisiones frente a posibles impagos. También se trata de una cuestión de reputación.
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