Jenni Hermoso sobre el beso: «No me sentí respetada como persona»

A preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia. Marta Durántez, la hoy jugadora del equipo mexicano Pachuca afirmó que la estaban «sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esa situación –desveló-; no merezco haber vivido esto». Máxime, añadió, cuando lo que estaban viviendo ella y el resto integrantes de la selección era «algo histórico», en relación a su triunfo en la final del Mundial ante Suecia disputada en Sidney, al término de la cual tuvieron lugar esos hechos.

Según su declaración ante la Fiscalía, adelantada por Telecinco, en la celebración del triunfo -coincidiendo con la entrega de medallas-, saludó a la Reina y a la infanta antes de abrazarse con Rubiales por la emoción y «la adrenalina», lo que llevó a comentarle entre risas «la que hemos liado«. Después, el entonces jefe de la FEF pegó un brinco sobre ella de forma sorpresiva y le dijo »este Mundial lo hemos ganado gracias a ti«.

«Lo siguiente –continuó con su relato de lo ocurrido- ya fue sus manos en mi cabeza y ya ahí no escuché nada más». «Me vi con el beso en la boca y ya directamente me bajé a la tarima con mis compañeras», rememoró Hermoso a preguntas de la fiscal, quien le preguntó directamente si el famoso beso fue consentido –como arguye Rubiales en su defensa-, ante la cual Hermoso niega de forma tajante: «No».

En este punto, señaló que entonces no tuvo tiempo para reaccionar porque «en ningún momento me podía esperar que pasara al final algo así (...) En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que iba a usar ese momento para hacer algo así, por muy espontáneo que fuera«, reprochó Hermoso. La jugadora también explicó que cuando bajó de la tarima de premios contó lo sucedido con Rubiales a dos de sus compañeras de equipo, Alexia Putellas e Irene Paredes.

Respecto a lo que sucedió posteriormente, con comunicados de la Federación resaltando la versión del entonces presidente y poniendo en tela de juicio lo que se decía desde el entornoi de la futbolista, ella lo tiene claro: «Mancharon mi imagen, yo sentí que a mí nadie me protegía», en una alusión directa a la Federación. «A mí me estaban pidiendo que yo les protegiera, que les ayudara, pero en ningún momento sentí que nadie me estaba protegiendo a mí», refirió sobre las llamadas e intentos del organismo para que modificara su versión de lo ocurrido.

La jugadora contó como que una vez las campeonas estaban en el vestuario entró la directora deportiva de la selección, Ana Álvarez, que le dijo que el presidente la necesitaba, Cuando vio a Rubiales le insistió que se estaba hablando «mucho» del beso y le intentó explicar «otra vez» la acción.

Acto seguido, entraron juntos en el vestuario de las chicas y el entonces presidente «desvió un poco el tema» anunciando que tenían un viaje pagado a Ibiza por haber ganado el Mundial. «Ahí yo creo que ya estaba un poco nervioso y, claro, yo estaba al lado de él y todo el rato me cogía», apuntó. En ese momento las futbolistas no eran conscientes hasta que vieron la imagen de lo que estaba pasando, dándose cuenta de que «algo más grave estaba pasando y que lo que había sucedido no era algo muy normal«.

Ya en el autobús, el equipo de Rubiales ordenó a Hermoso que se bajara y la jefa de prensa de la FEF, Patricia Pérez, le mostró un comunicado para frenar la polémica del beso y «quitar hierro al asunto». «Yo dije: 'haced lo que queráis'», desveló Hermoso, quien también confesó que el texto que se escribió en su nombre no contaba con ninguna palabra pronunciada por ella. Ante esto, la fiscal insistió en si se sintió coaccionada, a lo que ella contestó que sí: «Estaba sintiendo como que estaba obligada a hacer algo».

Hermoso continuó con su declaración señalando que en el avión Rubiales quiso hablar con ella y le pidió ayuda por la polémica suscitada. «Me sentí muy incómoda», recalcó, al tiempo que contó que el ahora exdirigiente federativo le reclamó que salieran los dos en un vídeo para zanjar el asunto. Ante su negativa, él insistió: «Tienes que hacerlo por mis dos hijas que están llorando», expresó según la versión de la jugadora, quien volvió a sentirse coaccionada por su superior. En ese momento, una compañera le comenta que el exseleccionador Jorge Vilda intenta contactar con su familia para que le convencieran a ella de que tenía que hablar y restar importancia al beso.