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Siempre se habla de qué el deporte es mucho más que deporte, y en este caso no podría ser de otra forma. El 15 de enero partieron de Alicante cinco barcos que darán la vuelta al mundo durante los seis meses que dura la Ocean Race. Una regata en la que no solo competirán entre ellos, sino también contra el cambio climático.
El velero galo Biotherm, del patrón francés Pau Meilhat, aprovechará los recónditos lugares por los que navegará para recoger información a cerca de los océanos. Lo hará centrándose en el fitoplacton, células marinas que son el gran sustento de oxígeno del planeta y juegan un papel primordial en el ciclo de carbono.
Para ello, el IMOCA llevará un microscopio automatizado de última generación con el que tomarán imágenes de estas pequeñas formas de vida, así como videos, para poder estudiar sus características y el papel que juegan en la vida y en el cambio climático.
No lo realizarán solos. El equipo se alió con la Fundación Tara Ocean para investigar la salud de los océanos. El rápido y audaz IMOCA permitirá recopilar datos en los inhóspitos y extremos parajes donde los buques de la fundación no pueden llegar, como zonas del polo sur.
El gran objetivo es capturar la máxima información posible de estas aguas tan poco estudiadas para así poder crear una base de datos geolocalizada y así poder detallar más a fondo el papel de la vida microscópica en los océanos.
El fitoplacatón absorbe cerca del 25% del CO2 producidopor los seres humanos y es uno de los elementos clave en la lucha contra el cambio climático. Es uno de los principales productores de oxígeno y pieza fundamental en el ecosistema marino.
También colaborarán en el estudio de los datos el Centro Nacional de Francia para la Investigación Científica (CNRS), así como dos universidades internacionaels: la Universidad de la Sorbona, en París o la Universidad de Whasington, en Seattle, Estados Unidos.
Este microscopio, bautizado como Imaginf FlowCytobot, puede captar imágenes en HD utilizando un láser y la dispersión de la luz de partículas para así poder identificar la presencia de fitoplacton en la muestra. El dispositivo puede producir alrededor de 30.000 imágenes por hora.
Su peso es uno de los grandes retos a los que hará frente el equipo. En barcos como los IMOCA, que son tan ligeros y alcanzan velocidades de 70 kilómetros por hora, reducir el peso es esencial. El mircoscopio, de 40 kilogramos, no requiere de manipulador pero si que aumentará el peso de un bote de carreras.
La información que recopile permitirá en el futuro poder hacer predicciones más acertadas sobre la salud de los océanos y la situación del cambio climático. Un proyecto que, gracias a cinco valientes que darán la vuelta al globo, es posible.
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Sara I. Belled y Clara Alba
Rocío Mendoza y Álex Sánchez
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