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Esta arquitecta adapta la tradición mediterránea a la actualidad. Piensa en quién va a habitar un lugar y en cómo van a vivir los que convierten un edificio en su hogar. Con mezclas de materiales como el acero, el hormigón, el vidrio y las maderas busca la calma y la paz y encuentra en los jardines un espacio de prolongación de la vivienda.
Esta espectacular construcción juega con el volumen del hormigón sobre la fragilidad del vidrio para sorprender al observador. Una isla sobre el aire mirando al mar en plena zona de El Portet de Moraira.
Líneas rectas y materiales del mediterráneos, reflejos y espacios luminosos, son algunas de las bases de las construcciones de esta mujer que convierte en lujo cada uno de los edificios en los que trabaja. Reme Giner continúa la saga familiar de arquitectos inspirándose en el trabajo de su padre a quien, desde pequeña, veía día a día trabajar en sus creaciones.
Una casa es mucho más que un mero edificio donde vas a dormir, es el hogar, el lugar de descanso físico y mental. Ese algo más es lo que busca esta arquitecta que mezcla belleza y funcionalidad. Casas como ésta dónde la luz pinta cada rincón y el paisaje forma parte inseparable de la propia vivienda, como un habitante más.
Dar respuesta a las necesidades de quienes van a vivir en una vivienda, pensar los espacios que van a dar vida al hogar, cuartos luminosos y cómodos estos son los trazos que definen la arquitectura de esta mujer que ha basado parte de su carrera en la rehabilitación y restauración de edificios. Proyectos en los que deja su propia marca personal dando una nueva vida a edificios históricos, enlazando como si siempre hubieran estado allí materiales tradicionales y nueva arquitectura.
Una casa histórica, en uno de los valles del interior de Alicante, de esos llenos de leyendas y tradiciones. En este enclave de cuento se ubica esta casa en la que se entremezclan las baldosas hidráulicas centenarias con la escalera de nueva construcción. Toda una apuesta para dotar de comodidad y modernidad a una edificación que se nutre de la sabiduría ancestral y las nuevas técnicas a partes iguales.
Arquitectura mediterránea, rehabilitación, interiorismo y paisajismo, así define su arquitectura. Y es que desde ese mar de Jávea que enamoró a Sorolla Sirine utiliza la historia de la construcción mediterránea para poner en valor edificios históricos, darles una nueva vida y combinar el carácter del lugar con un espacio moderno.
Esta vivienda es una superviviente, llegó a manos de esta arquitecta en estado de ruina total. Una construcción del siglo XII, con marcadas heridas del paso del tiempo, a la que la rehabilitación le ha dado una nueva vida que cuenta los ocho siglos de historia que están escritos en sus paredes. Una mezcla entre pasado y futuro que la convierten en el hogar perfecto.
«Mi arquitectura no es mía, es de cada persona o familia, de sus sueños y necesidades», explica esta diseñadora sobre su obra. Especializada en viviendas unifamiliares sus manos e imaginación se convierten en el reflejo de todo lo que debería ser una casa, el lugar en el que las personas que lo habitan puedan ser felices.
Una vivienda que mira al mar, donde los materiales y la funcionalidad forman parte de la misma obra. Una casa que mira desde todas sus estancias al mar y al Peñón de Ifach, uno de los primeros proyectos de esta arquitecta y todo un reto para ella. .
La arquitectura es un proceso que nunca termina, ya que los edificios son habitados y esto continúa con el proyecto«, explica esta constructora sobre su oficio. Y es que, diseñar un espacio es convertirlo en un continente que se llenará de vida con las personas que vivan entre sus paredes.
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