Alicante da la nota y crea un himno de unión para el Mediterráneo

El Mare Nostrum «tiene mucho que ofrecer al mundo» y, para ello, es necesario aminorar «el ruido de las armas» con el sonido de la música. Con voz calmada, una postura de serenidad y la vista puesta en nuevos horizontes, el director general de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, ha presentado en la mañana de este jueves la sinfonía 'Mediterraneum', una partitura de 40 minutos -encargada por la institución diplomática- que busca el acercamiento y la «amistad en tiempos revueltos» entre los países ribereños.

El encargo de la pieza recayó en el compositor Andrés Valero-Castells, quien ha creado -a través de las peticiones y «buenas intenciones» de Perelló- una obra inédita para «potenciar el hermanamiento» en los países y estados de la región, cuya estructura se divide en cuatro partes y no deja un solo ápice de historia y actualidad sin tocar. «Espero haber llegado a buen puerto», ha manifestado el músico, quien no ha escuchado todavía su composición.

La pieza «empezó a sonar en mi cabeza poco a poco». Sin embargo, no ha podido descubrir sus acordes más allá de «los medios informáticos» con los que ha elaborado la partitura. «Nada tiene que ver con la orquesta de 80 músicos» que darán forma a las notas este sábado, durante su estreno mundial. Para ello, la orquesta sinfónica del ADDA, dirigida por Josep Vicent, se encargará de interpretar 'Mediterraneum' ante un auditorio repleto de asistentes.

Entre ellos, el propio maestro valenciano, el director de Casa Mediterráneo y los embajadores acreditados en España de los países ribereños, quienes visitarán el fin de semana Alicante con motivo de la creación del Consejo Diplomático de la institución pública durante una «primera reunión fraternal». Todos ellos -así como los estados del resto de Europa- recibirán una copia de la partitura para «enviarla a sus Ministerios de Cultura».

Las primeras notas que inundarán el ADDA con esta melodía realizarán una «mirada de retrospectiva a lo pasado», detalla el maestro Valero-Castells. Así, con una primera parte centrada en la 'Cuna de civilizaciones' arrancará la primera parte de 'Mediterraneum'. Para ello, se han seleccionado «de forma simbólica» cuatro referencias musicales basados en los «testimonios escritos más antiguos de la música escrita».

El 'Himno Hurrita a la Diosa Nikkal' (1.400 a.C.), los 'Himnos Délficos a Apolo' (128 a. C.), 'el Epitafio de Seikilos' (s. I d.C.) y 'el Himno de Oxirrinco' (s. III d.C.) -encontrados y localizados en territorios como Turquía, Egipto, Siria o Grecia- sientan las bases de este primer movimiento y su fusión «da idea de la dimensión cultural del Mediterráneo».

La introducción histórica dará paso al segundo movimiento, denominado 'Tragedia de migrantes'. «Es imposible no pensar en el Mediterráneo como un enclave geopolítico con un protagonismo desdichado», por ello la sinfonía pone de relieve este «drama continuo» en el que cada año pierden la vida 2.000 personas al surcar sus aguas. «Nuestro precioso mar es al mismo tiempo una tumba de migrantes».

Esta sección de la melodía pone «el acento en la tragedia» con el objetivo de «sensibilizar», ya que «por desgracia, estamos anestesiados». Para provocar el despertar social, el maestro ha realizado en la partitura una «conexión con un tema de José Luis Campuzano» ('Sherpa', ex de Barón Rojo) para invitar a la reflexión. Si 'Mediterraneum' «tuviera voces diría: 'Sueños ahogados en el Mediterráneo'».

Tras la tragedia «si algo cabe es el optimismo y la esperanza por un futuro mejor». Es con la 'Utopía' donde arranca el tercer movimiento de la sinfonía, donde los sonidos «son más descriptivos, como si navegáramos, si escucháramos olas o caracolas marinas». Esta nueva parte busca -además de denunciar la contaminación, la sobrepesca o el cambio climático- establecer un diálogo «desde las orillas de los tres continentes» en dirección «al optimismo, a lo utópico al que tal vez llegar en algún momento».

Todas estas partes han contado con un trabajo previo de investigación y documentación por parte del compositor Valero-Castells. Fue en ese momento cuando «tirando del hilo me topé con» las 'Praderas de Posidonia', la cuarta y última parte de este himno. «Me quedé maravillado con este Patrimonio de la Humanidad» al tratarse de un elemento «natural y fantástico que regenera». Un elemento del propio mar que ha visto fundamental para «acabar la obra de la manera más optimista posible».

Unos pocos serán los «privilegiados» que puedan presenciar el estreno de esta sinfonía que espera ser un himno de unión de países, culturas, civilizaciones y tradiciones. No obstante, el director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, ha anunciado que durante el mes de septiembre se realizará un concierto en la sede de la institución diplomática para volver a escuchar 'Mediterraneum', en esta ocasión de la mano de otra orquesta.

Y es que han sido varias las agrupaciones nacionales -de ciudades como Murcia, Valencia y Madrid- que se han interesado por interpretar la partitura, así como otras formaciones internacionales. Por ello, se seleccionará una de ellas para acudir a la antigua estación de Benalúa para acercar este himno, una vez más, a todos los asistentes.

Así, la pieza de Andrés Valero-Castells sirve también de arranque a la conmemoración del décimo aniversario de la sede de Casa Mediterráneo en Alicante, una efeméride que «arranca el sábado con este triplete: Consejo, concierto y aniversario». Sobre futuros actos para celebrar la década de una nueva vida en la estación, Perelló ha avanzado que se celebrará una reunión con otros directores de la Casa, actos culturales y «alguna música que es Patrimonio de la Humanidad con tres cantantes, judía, musulmana y cristiana».