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Joe Vipond, miembro de la Asociación de Médicos por el Medio Ambiente, trasporta un globo terráqueo 'enfermo' en la Cumbre de Bakú. Reuters
La COP29 entra en su semana crítica con retiradas, tensión política y pasos atrás en la negociación

La COP29 entra en su semana crítica con retiradas, tensión política y pasos atrás en la negociación

El presidente de Argentina, Javier Milei, retira de Bakú a sus negociadores «sin comentarios», un día antes de escenificar su alianza con Donald Trump, quien ha prometido sacar de nuevo a EE UU de los Acuerdos de París

Domingo, 17 de noviembre 2024, 00:04

La Cumbre del Clima de Azerbaiyán supera su ecuador con malas expectativas. Si las ausencias de los dirigentes de los principales países emisores de gases de efecto invernadero, como la presidenta europea Úrsula Von Der Leyen, el americano Joe Biden, el primer ministro indio, Narendra Modi, o el presidente chino, ya rebajaban el perfil del encuentro, las tensiones políticas vividas en los últimos días incrementan el pesimismo sobre la firma de un acuerdo que muestre avances reales en la lucha contra la emergencia climática.

El propio presidente del país anfitrión, Ilham Aliyev, fue el primero en dinamitar el ya maltrecho clima político del encuentro, tocado desde el inicio por el triunfo del negacionista climático Donald Trump, de vuelta a la Casa Blanca.

Si no fue suficiente con decir durante su intervención en la Cumbre que «el petróleo era un regalo de Dios», tachó de régimen al gobierno francés, y acusó directamente al presidente Macron de matar «de manera brutal» a los ciudadanos de Nueva Caledonia durante las recientes protestas registradas en este territorio francés ubicado en Oceanía, que no dudó en llamar «colonia».

La ministra francesa de Medio Ambiente, que tenía previsto acudir a la COP29 para participar en las negociaciones, tachó de «indignas» estas declaraciones y delegó todo el trabajo en el embajador del clima francés.

Josep Borrel, Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea, no tardó en apoyar a Francia mientras acusaba al presidente azerí de poner en riesgo los «objetivos climatológicos vitales en la conferencia», así como la credibilidad de la propia presidencia de Azerbaiyán en la Cumbre del Clima.

El efecto Trump, en Mieli

Quien no dio ninguna explicación sobre por qué retiraba a sus negociadores de la COP29 fue Javier Milei, el aliado latinoamericano más fuerte de Trump. Habló con el presidente electo de Estados Unidos el pasado martes y el miércoles ordenó la retirada de la Cumbre a los 85 miembros de la delegación argentina.

António Guterres, secretario general de la ONU, no afeó de forma directa la conducta del presidente argentino pero declaró: «Todos deberían estar en la mesa donde se discute cómo afrontar el cambio climático».

Pero lo cierto es que el tema no merece respeto para ninguno de los dos mandatarios. Bien es sabido el escepticismo que el presidente argentino siempre ha mostrado sobre el calentamiento global, que califica de teorías del «marxismo cultural».

Él y Trump son los dirigentes más críticos con la Agenda 2030 y ambos escenificaron a finales de esta pasada semana sus buenas relaciones en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) celebrada en Florida.

Esta alianza, más que un gesto simbólico, puede tener implicaciones que 'toquen' a los objetivos de descarbonización globales, si se tiene en cuenta que el país alberga la cuarta y la segunda reservas mundiales, respectivamente, de petróleo y gas no convencionales.

La retirada de Mieli de Bakú materializa los temores sobre el efecto Trump en la COP29. Este no es otro que su discurso negacionista cunda más allá y lastre la implicación de otras partes en acuerdos ambiciosos contra la emergencia climática. Finalmente, así ha sido.

Pasos atrás

Los primeros encuentros de alto nivel no arrojan datos esperanzadores sobre la buena marcha de las negociaciones, que deberían dar fruto esta semana. «Se están tirando a la basura los escasos avances que se habían logrado» en cumbres anteriores, valoró Javier Andaluz, responsable de clima y Energía de Ecologistas en Acción, presente en la COP29. Así, el objetivo común de financiación (conocido por las siglas de NCQG, volvió al punto de partida para recoger las impresiones de los países. El ambiente es de «procrastinación y bloqueo», valoró el activista.

El papel que va a jugar Estados Unidos en la Cumbre de Bakú es, en este contexto, relativo. John Podesta, enviado como representante para las negociaciones, reconoció a Reuters que estaba claro que la Administración Trump intentará dar marcha atrás en muchas de las políticas puestas en marcha por Biden.

Ahora bien, dudó de que pudiese regresar a las políticas energéticas de los 50, en clara alusión al compromiso de Biden de triplicar la capacidad de las energías renovables en el país. En su comparecencia ante el plenario, reivindicó el poder de la Ciencia y recordó que la «lucha climática es superior a unas elecciones».

Los planes que ha declarado Trump tener van en otro sentido bien diferente. Para empezar, prometió volver a sacar a Estados Unidos de los Acuerdos de París, donde se fijaron los objetivos de reducción de emisiones para frenar el calentamiento global y que no supere el 1,5º más de temperatura con respecto a la era preindustrial, tal y como hizo en el año 2020.

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De hacerlo en enero, cuando tome posesión al frente del gobierno americano, en un año podría estar fuera del Acuerdo. Pero hay quienes piensan que puede ir más allá. El portal Político publicó en verano que el dirigente no descarta sacar a Estados Unidos del Convenio Marco de las Naciones Unidas, vigente desde 1992, en el que se basan todas las negociaciones climáticas.

Difícil descarbonización

¿Dónde queda, en este contexto, el objetivo de eliminar de forma progresiva los combustibles fósiles de las economías del mundo? Este es otro de los puntos que se deben negociar en la cumbre de Bakú y tampoco va por buen camino.

En el anterior encuentro en Dubai, los países lograron 'in extremis' poner por escrito el objetivo de acabar con los combustibles fósiles, pero la declaración tiene que ser aterrizada y, según confirmó Sofía Fernández, también miembro de la citada organización, en los borradores no hay ni referencias a este compromiso anterior. En realidad, se esperaba poder aterrizar medidas concretas para descarbonizar las economías. En los próximos días se verá hasta dónde están los países comprometidos con un mundo libre de combustibles fósiles.

Activistas en la COP29 piden el fin de los combustibles fósiles. AFP

El lobby petrolero, pisa de nuevo con fuerza

En la COP29 de Bakú hay al menos 1.773 grupos de presión de combustibles fósiles. Es un número superior a los delegados de los diez países más vulnerables al cambio climático juntos. Además, muchos de ellos forman parte de las delegaciones oficiales de los países, según el análisis realizado por la organización Kick Big Polluters Out, que pone de manifiesto la gran influencia que la industria de los combustibles fósiles sigue teniendo en estas negociaciones. Estos grupos registrados en Bakú sólo son superados en número por las delegaciones enviadas por el anfitrión Azerbaiyán (2.229), Brasil (1.914), y Turquía (1.862).

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