La COP27 entra en la semana de las decisiones con la agenda atascada

Las posturas están muy enfrentadas, y por qué no decirlo, tensas en lo que al punto que concierne a la reclamación de ayudas por parte de los anfitriones de la cumbre, Egipto y el bloque de países en vías de desarrollo, más vulnerables a sufrir daños y perdidas debido a los efectos del cambio climático.

Fuentes ministeriales explicaron a este periódico que los mandatarios que representan estos intereses están dispuestos a presionar para que sus demandas sean refrendadas por un compromiso escrito que se traduzca en mecanismos concretos de financiación –o ayudas económicas– de forma más o menos inmediata.

Una de las fórmulas que solicitan –de la que se habló durante los encuentros de la COP27– fue la creación de un fondo 'ad hoc' de financiación que esté operativo para el año 2024. Frente a esto, y mientras las negociaciones avanzan en la redacción de los acuerdos, las intervenciones de los países aludidos, los de las economías más pujantes, no dieron lugar a grandes esperanzas. Hubo escasas alusiones y muy poco claras que hagan pensar que están dispuestos a poner de su parte en este sentido.

Así, en la primera semana, ni EE UUni la UE –esto es, ni Joe Biden ni Ursula von der Leyen– reservaron una parte relevante de sus intervenciones públicas a estos menesteres.

Estos países, que históricamente han sido reticentes a firmar acuerdos de financiación a países en vías de desarrollo víctimas de catástrofes climáticas, quizá estén dispuestos a asumir parte del compromiso, pero todo apunta, a tenor de la respuesta que han tenido los mandatarios dispuestos a hablarlo, que se apoyará hacerlo a través de los mecanismos internacionales de apoyo que ya existen (Red de Santiago, por ejemplo).

A pesar de que los anfitriones han puesto mucho interés en el punto de financiar las 'pérdidas y daños', en la cumbre mundial del clima también se debate otro de los aspectos cruciales en la lucha contra el cambio climático: las medidas para su mitigación.

Los grandes acuerdos del pasado, como los de París, se dieron en este aspecto, a través de compromisos en la reducción de las emisiones de gases para evitar que el calentamiento global siga acelerado y supere, si no ya los 1,5º, los 2º de temperatura a mitad de siglo.

Fuentes de Greenpeace trasladaron a este diario que está sobre la mesa la introducción en la declaración principal que redacta ya la presidencia de la cumbre un enunciado que exprese la determinación por parte de todos los países de abandonar (no se sabe si en un plazo concreto o indeterminado a futuro) el uso de combustibles fósiles. Esto, que a priori podría parecer obvio en un contexto donde el objetivo es la reducción de emisiones, no ha sido un compromiso como tal en anteriores cumbres.

Países como India (que ha registrado en los últimos años un incremento muy fuerte de emisiones de CO2 por la quema de carbón), la Unión Europea o Reino Unido han pedido a la presidencia de la COP27 que se incluya en el documento esta idea de la senda de la transición hacia un modelo sin combustibles fósiles en la declaración.

Por ello, de llegarse a un acuerdo para incluir en el texto final alguna fórmula en este sentido, este sería uno de los puntos más novedosos de la declaración que se espera para final de esta semana.

Se espera además que a esta toma de conciencia del cambio de paradigma al que se enfrentan las economías del mundo, en el que las energías renovables cobran protagonismo, se sume en la declaración final compromisos renovados en los objetivos de reducción de emisiones de carbono. Primeros ministros, científicos, la ciudadanía en las manifestaciones del sábado, colectivos activistas y hasta el Papa Francisco ayer han reclamado que el cierre de la cumbre esta semana demuestre «ambición».