Durante varios siglos, el interior de la tierra asturiana sonaba a picos, a barrenas y a cánticos y reivindicaciones mineras. Ahora, las profundidades de los pozos y galerías dejan paso al gotear del agua que se filtra o al murmullo de turistas intrépidos que se ... sienten mineru por un día.
El 31 de diciembre de 2018 las jaulas que descendían a 4 metros por segundo ya no hacen tantos viajes y lo único que sale del subsuelo del Principado es agua, porque «si la dejas de bombear, las galerías se inundan», explica Álvaro Calvo, ex minero y uno de los responsables del archivo histórico de Hunosa.
Agua y mina, mina y agua son un binomio inseparable en las cuencas asturianas. Bajo el suelo de la región hay más de 1.500 millones de metros cúbicos de aguas subterráneas, «si no bombeamos este agua se inundarían las poblaciones cercanas», explica Gustavo Martínez Pañeda, portavoz de Hunosa. «Es lo que llamamos gastos perpetuos», apunta.
¿Es posible obtener rédito económico y también energético a ese agua? Esta fue una de las cuestiones que en 2006 comenzaron a plantearse los expertos de Hunosa y la respuesta la encontraron en la geotermia.
Esta energía, totalmente renovable, se obtiene mediante el aprovechamiento del calor del interior de la Tierra, se transmite a las rocas o al agua subterránea y permite un ahorro del 75% en la factura energética y una reducción de las emisiones de CO2. «El agua de nuestras minas está a unos 23ºC y da igual que haga frío o calor», asegura Martínez. Estas pesquisas llevaron esta agua asturiana a una central geotérmica en lugar de al río Caudal.
Primeras pruebas
En 1995, las galerías del Pozo Barredo dejaron de recibir a los mineros y los 356 metros de profundidad quedaron sin actividad, salvo para actividades de investigación en sus dos últimas plantas. Una década después, con el cierre de Pozo Figaredo, las galerías de ambos pozos se inundaron, ahí comenzó su nueva vida.
«El agua de nuestras minas está a unos 23ºC y da igual que haga frío o calor»
Gustavo Martínez Pañeda
portavoz de Hunosa
Desde entonces, su castillete no sube vagonetas con herramientas ni carbón, ni la chimenea expulsa humo. Ahora, la materia prima que da energía a parte de esta población asturiana viaja a través de varias bombas sumergibles que extraen el agua para mantenerla por debajo del nivel freático y «evitar contaminar manantiales y provocar inundaciones», señala Calvo.
El carbón que llegaba, otrora, a las calderas del Hospital Vital Álvarez Buylla y al Edificio de Investigación de la Universidad de Oviedo en el Campus de Barredo se cambió por agua calentada por la mina situada a unos pocos metros. La primera fase del proyecto de Hunosa dio calor a estos dos edificios públicos al que se unió más tarde la sede de la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN). Las tres instalaciones, realizadas de manera independiente, han supuesto una inversión que ronda los 1,5 millones de euros y suman una potencia total de 4 MWt. «Es importante que los edificios estén cerca para no perder el calor del agua, porque a más distancia la temperatura cae», explica Calvo.
Tipos de Geotermia
Campo de sondas geotérmicas
Bomba de calor
50-300 m
10-20 ºC
Es un circuito cerrado entre el edificio y el subsuelo por el que circula el fluido térmico
Geotermia profunda
Central eléctrica geotérmica
La torre de
electricidad
proporciona la
energía necesaria
2-6 km
> 150 ºC
Sondeo
reinyección
Sondeo
extracción
Acuífero profundo
Bomba de calor
o intercambiador
0,3-2 km
30-70 ºC
Aprovecha el agua subterránea acumulada
en la Tierra
Labores mineras inundadas
Bomba de calor
Fuente: Hunosa
Tipos de Geotermia
Campo de sondas geotérmicas
Bomba de calor
50-300 m
10-20 ºC
Es un circuito cerrado entre el edificio y el subsuelo por el que circula el fluido térmico
La torre de
electricidad
proporciona la
energía necesaria
Geotermia profunda
Central eléctrica geotérmica
2-6 km
> 150 ºC
Sondeo
reinyección
Sondeo
extracción
Acuífero profundo
Bomba de calor
o intercambiador
0,3-2 km
30-70 ºC
Aprovecha el agua
subterránea acumulada
en la Tierra
Labores mineras inundadas
Bomba de calor
Fuente: Hunosa
A través de un sistema de tuberías e intercambiadores, el calor del agua de mina se transfiere a la sanitaria (la que llega a los domicilios). «No se mezclan, ni tampoco llega el agua de la mina a los grifos y calderas de los asturianos», comenta el portavoz de Hunosa. La 'magia' llega en los intercambiadores donde los 23ºC del agua procedentes de los pozos ayuda a elevar la sanitaria, «que llega a unos 8ºC», hasta los 90ºC que se distribuye.
«El uso de esta fuente de calor disminuye, de forma importante, las emisiones de CO2 con respecto a cualquier otro sistema, ya que, por ejemplo, dichas emisiones se incrementarían, respectivamente, en un 65% o un 54%, en el caso de usar gasóleo o gas natural, en lugar de la bomba de calor», comenta la compañía en un comunicado.
«El uso de este sistema geotérmico supone una reducción en las emisiones de CO2 de 636,85 toneladas CO2 /año en comparación con sistemas convencionales»
Hunosa
La investigación iniciada en 2006 se ha ido expandiendo por el suelo de Mieres hasta dar calor a la Escuela Politécnica de Mieres (EPM), al instituto de educación secundaria Bernaldo de Quirós (iBQ) y a un conjunto de edificios, situados en la zona del Vasco-Mayacina, que cuentan en total con 248 viviendas. «El uso de este sistema geotérmico supone una reducción en las emisiones de CO2 de 636,85 toneladas CO2 /año en comparación con sistemas convencionales», cuantifica Hunosa.
Salto a la cuenca del Nalón
Un éxito que se ha exportado a la otra cuenca minera asturiana, la del Nalón. A 15 kilómetros de Mieres, La Felguera (Langreo) cuenta con otra red de calor nacida de las profundidades de Pozo Fondón.
La instalación geotérmica, con el respaldo de los fondos europeos Feder, ha permitido abastecer al polideportivo Juan Carlos Beiro, a un edificio de 45 viviendas: al centro de salud de La Felguera y Gerencia del Área Sanitaria VIII; al establecimiento hotelero Langrehotel, y a la residencia para mayores Nuestra Señora del Fresno. «Estos edificios ahorrarán en torno al 10% respecto a los combustibles convencionales», señala Gustavo Martínez.
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