El acuerdo de la COP27 entra en «estado crítico» por el enroque de las posturas
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Guterres llama a los países a «estar a la altura» ante la falta de ambición y de consenso visto en unas negociaciones sin ningún punto clave cerradoEl acuerdo que saldrá de la cumbre mundial del clima que se celebra en Egipto ha entrado en «estado crítico». Esta fue la expresión empleada ayer por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para describir el difícil momento en el que se encuentran ... las negociaciones. Tanto es así que a 24 horas de que la COP27 finalice de forma oficial, no hay ningún punto de peso que haya sido apoyado y rubricado por todos los países.
«Llamo a las partes a que estén a la altura. A ponerse de pie y cumplir. El mundo nos está mirando. Es el momento de la solidaridad. Es el momento de salvar las diferencias y alcanzar un acuerdo que refleje, con ambición, la urgencia y la gravedad del desafío al que nos enfrentamos», declaró Guterres durante su inesperada declaración junto al presidente de esta COP27, Sameh Shoukry, quien dio un parte igualmente sombrío del estado de las conversaciones.
Ambición y solidaridad son las dos medicinas básicas que requiere el trabajo de la cumbre de Egipto para ser capaces de ofrecer un acuerdo político que avance en asuntos clave con respecto a la cita anterior de Glasgow. Mientras estas llegan, el panorama presenta a los dos grandes bloques, los países ricos y las economías en vías de desarrollo, enrocados en sus posturas.
El comisario europeo para el Pacto Verde, Frans Timmermans, dijo que quedaba una ingente cantidad de trabajo por delante para llegar a algún acuerdo. Mientras, la ministra Teresa Ribera, en declaraciones a los periodistas en Egipto, manifestó que aún hay una gran cantidad de debates abiertos que está dificultando que se tomen decisiones rápidas en esta edición. «Esta noche –dijo Ribera– será intensa y las negociaciones se prolongarán probablemente hasta el sábado por la importante cantidad de asuntos a tratar».
Entre todos los temas, hay tres que provocan más división entre las partes: las emisiones y el uso de combustibles fósiles, los compromisos incumplidos de financiación de las principales economías y, sobre todo y con lagunas importantes, el tema de cómo compensar económicamente a los países pobres por los daños que les ocasionan el cambio climático. Un asunto que entra por primera vez en la agenda oficial y que marcará el éxito o el fracaso de la convocatoria.
A este apartado se refiere Guterres cuando habla de que es el momento de la solidaridad. Los países más vulnerables al cambio climático presionan para la creación de un fondo nuevo que les facilite el acceso a dinero para reparar los daños del cambio climático. Pero ni está claro aún quién debe pagar aún ni cuál será el mecanismo.
La Unión Europea sí ha apoyado esta vía, pero con salvedades. Timmermans aludió directamente a China que se considera país en vías de desarrollo al estar en el grupo del G77 fijado en 1992, por lo que no estaría obligado a pagar estos daños.
Frente a esta realidad, el comisario europeo dijo que hay que establecer quién paga y quién recibe con criterios de 2022. China es ahora una de las primeras economías del mundo y, además, la que más emisiones de carbono arroja a la atmósfera.
Estados Unidos no se pronunció ayer sobre este particular, pero históricamente ha estado en contra de la creación de un fondo. Frente a éste, existen alternativas como el perdón de parte de la deuda, los mecanismos de financiación especiales habilitados a través del Fondo Monetario Internacional o, sin ir más lejos, la propuesta de Guterres gravar a las petroleras para financiar los daños del cambio climático. Pero todo son puntos abiertos que aún no cuentan con un consenso.
Ayer se publicó un documento, que lejos de ser un borrador oficial, recopilaba los mimbres preliminares de la resolución y que tenía aún importantes lagunas. Más allá del citado capítulo de ‘pérdidas y daños’, faltaba una mención explícita a una mayor ambición en el recorte de emisiones para frenar el calentamiento global y poder cumplir los Acuerdos de París, esto es, frenar el incremento de las temperaturas a no más de 1,5º.
Sobre esta meta, el secretario general de la ONU agregó en su intervención del jueves por la tarde que quería que los países se comprometieran a hacer más para reducir sus emisiones y alcanzar el límite de 1,5 °C de calentamiento global, incluso restringiendo el uso de combustibles fósiles.
«La expansión de los combustibles fósiles está secuestrando a la humanidad», dijo. «Cualquier esperanza de alcanzar el objetivo de 1,5 grados requiere un cambio radical en la reducción de emisiones».
Países como India, apoyados por la Unión Europea, han pedido que en la declaración política final se incluya una alusión explícita al abandono de todos los combustibles fósiles y no solo del carbón (mineral del que es muy dependiente), como sucede en el último acuerdo alcanzado en Glasgow.
En el citado texto preliminar, esto no quedaba reflejado como tal y solo se incluía una alusión al eliminación y racionalización de la subvención a los combustibles fósiles.
A pesar de que los países más vulnerables, además de la cobertura de la factura climática, también presionan para que haya un compromiso de reducción de gases de efecto invernadero por parte de las primeras economías del mundo, no hay visos de que la cumbre de Egipto vaya a pasar a la historia por su ambición. Queda por ver si las partes serán capaces de atar un acuerdo que haga ‘justicia climática’.
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