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La Cala del Moraig (Benitachell, Alicante) está considerada como una de las más bonitas de España. Ubicada entre Moraira y Xàbia, se trata de una preciosa extensión de grava y arena de unos 300 metros de longitud y aguas cristalinas.
Una de las claves de esta cala es que está completamente rodeada de acantilados y vegetación y escondida detrás del macizo Puig Llorença. Es una cala tan apartada que ni siquiera se puede acceder con vehículo. El último tramo antes de llegar a ella tiene que hacerse a pie.
Cuando uno se encuentra en parajes de este tipo, tiende a valorar más el poder de la naturaleza. Si se piensa con detenimiento, que existan lugares así de forma natural y sin la intervención del ser humano, puede considerarse como algo asombroso.
Sin embargo, aunque quizás te sorprenda, la Cala del Moraig no es uno de esos casos. Porque, aunque no lo creas, no es una cala natural. De hecho, buena parte de los turistas que la visitan tienen más edad que ella, pues la Cala del Moraig fue construida en el año 1973.
En los años 60, Franco comenzó a hacer importantes inversiones en infraestructuras y promoción turística. Aquello, todavía en dictadura, fue el comienzo del denominado 'boom turístico de sol y playa'. Turistas de todas partes de Europa descubrieron nuestras maravillosas costas, los precios asequibles y las agradables temperaturas. Nada que no sepamos, vaya.
Es a lo largo de esta década y la siguiente cuando la construcción inundó la costa del mediterráneo. Altos edificios de apartamentos, hoteles de lujo, hostelería... Y es aquí donde entra la Cala del Moraig. En los años 70 se dio unicio al plan parcial Cumbre del Sol, un proyecto de construcción de una enorme urbanización en las laderas de la montaña litoral del Puig Llorença.
En cuestión de un par de décadas, el litoral pasó de estar formado por acantilados pedregosos a integrar chalés, hileras de adosados, piscinas, garajes e incluso vegetación, pues la zona, hasta los años 70, era bastante áspera.
Fue en el año 1973 cuando el acantilado se dinamitó para abrir una carretera y construir una playa de cantos rodados que, hoy en día, recibe el nombre de Cala del Moraig, un lugar que surgió no fruto de la mano de la naturaleza, sino del impacto paisajístico que sobrevino al boom turístico de nuestro país.
Durante las últimas décadas, se han servido constantes polémicas alrededor de la promotora de Cumbre del Sol, llamada VAPF, por el impacto que han causado sobre parajes naturales protegidos pese al cambio en las normativas urbanísticas.
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