La situación que vive España por el bajo nivel de precipitaciones que han habido a lo largo del año está afectando principalmente a la cabecera del Tajo. «no está lloviendo tanto en la cabecera del Tajo y cada vez los caudales que nos envían desde ... la cabecera del Tajo son menores», explica el director del laboratorio climatológico de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Olcina.
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A las disminuciones de los niveles de la cuenca del río se le suma el aumento del caudal ecológico previsto en el plan de Cuenca del Tajo que se aprobará el próximo 30 de noviembre. En este contexto, Olcina explica que «si no llueve de forma abundante pues cada vez tendremos más problemas y crisis del agua con el trasvase».
Es en este contexto, cuando el climatólogo de la UA y expresidente de la Asociación Española de Geografía, asegura que «hay que empezar a plantear un plan alternativo que sustituya progresivamente esos recursos que vienen del trasvase con otro tipo de aguas».
Este 'plan B', de acuerdo al geógrafo, debería venir de «la reutilización de las aguas depuradas y de la desalación para así evitar el impacto que pudieran tener los recortes progresivos del trasvase». El principal problema es el precio de estas técnicas. Es por ello que Olcina afirma que «la administración tendría que subvencionar el agua desalada sobre todo para la agricultura, un sector económico muy potente en la provincia».
Y es que el sector agroaliementario, con una facturación que ronda los 1.400 millones anuales, aporta el 2% del PIB provincial (436 millones de euros), según los datos del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca).
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A pesar de que la agricultura está viéndose afectada por los recortes y las limitaciones de agua que llega desde el trasvase, las reservas de agua de la provincia deberían de aguantar al menos hasta final de año para continuar la actividad con «normalidad».
Una situación que se ve ligeramente favorecida por las últimas lluvias que han bañado Alicante y que «han beneficiado la reserva en acuíferos, embalses, así como la humedad del suelo, ayudando al riego en las próximas semanas», expone Olcina.
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El país atraviesa un momento complicado en cuanto a agua. El año hidrológico 21-22, que va desde principios de octubre de 2021 hasta septiembre de este año, se ha cerrado en niveles de sequía. Tan solo las cuencas del Cantábrico, Júcar y Segura se mantuvieron fuera de estos niveles.
«En el invierno y primavera pasada apenas llovió en el resto de España (sí lo hizo en Alicante) y eso fue agravando la situación», explica el climatólogo, quien afirma que durante el verano del 2021 los índices de precipitaciones ya empezaban a ser preocupantes».
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Tere Compañy Martínez
La situación se agravó durante los pasados meses estivales. De acuerdo al experto, este excepcional verano, con temperaturas muy elevadas, ha provocado que el agua se evaporase más rápido, lo que ha desencadenado en la disminución de los recursos almacenados.
El principal motivo de la situación de escasez de agua, tal y como expone a TodoAlicante Olcina, es que «hemos tenido más frecuencia de días de anticiclón que en otros años». Y es que, cuando se superan los 150 días de anticiclón a lo largo de un año, España entra en situación de sequía. Aunque no todas las regiones están afectadas por igual, este fenómeno meteorológico ha impedido la lluvia y ha agravado la situación.
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Jorge Olcina
Director del Laboratorio Climatológico de la UA
Las bajas precipitaciones mantendrán esta tendencia durante, al menos, los siguientes tres meses. «Los modelos estacionales están marcando unos próximos meses sin mucha lluvia, por tanto bueno hay que gestionar bien los recursos de agua que tenemos de manera eficiente y así tener reservas hasta finales de año y principios del que viene», explica el director del laboratorio climatológico.
A pesar de la situación vivida en el resto del país, Olcina asegura que «la provincia de Alicante no está en situación de sequía y no lo ha estado en este año, mientras que otras regiones de España sí que lo siguen pasando bastante mal».
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Aun así, los cambios en la política del trasvase Tajo-Segura hacen que sea urgente un plan alternativo para poder soportar esa pérdida y mantener la actividad ante la falta de recursos hídricos con los que contará la provincia en el futuro cercano. Una nueva normalidad a la que Alicante tendrá que hacer frente.
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