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Seguramente, será en lo último que se fijen la mayoría de los bañistas que abarrotan las playas de la costa mediterránea –o de cualquier otra– en los calurosos meses de verano. Antes, habrán oteado el horizonte tratando de cuadrar la siempre complicadísima ecuación de encontrar el mejor hueco posible para poner la toalla y plantar la sombrilla. Un lugar, a ser posible, cerca de la orilla y, a la vez, protegido de la brisa si esta sopla con cierta fuerza. Un punto, si uno va con niños, próximo al socorrista, pero no demasiado lejano del chiringuito. Todo ello, claro, contando mentalmente la cantidad de pasos que uno va a poder dar, sin abrasarse los pies, antes de llegar a la pasarela de madera.
Luego, será el momento de echarle un ojo al mástil. Bandera verde, amarilla o roja para el baño. Y sólo entonces, si está cerca y se la topa uno con la mirada, aparece ella. La más marginada por los usuarios, pero la más apreciada por los responsables de la playa de turno: la bandera azul.
Ese trapo azul cielo, con un círculo blanco imitando unas pequeñas olas marinas, comenzó a izarse en los mástiles de los arenales de Francia en 1985, cuando la rama francesa de la Federación Europea de Educación Ambiental (FEE) la instauró como un sello de calidad a nivel nacional. Más tarde, en 1987, España, Dinamarca y Portugal se subieron al carro y no ha parado de crecer hasta ahora, cuando ya es un emblema en toda Europa y buena parte de América.
Sólo seis playas españolas pueden presumir de que ese sello cualitativo haya ondeado de forma constante desde la creación del premio. De ellas, sólo una está en la Costa Blanca: la playa del Racó de l'Albir, una pequeña franja costera de canto rodado, parte del Parc Natural de la Serra Gelada, de apenas 550 metros de longitud y que incluso hoy en día, en este siglo XXI del turismo, sigue siendo un reducto de calma incluso en lo más convulso del verano.
Un éxito, el de repetir premio una y otra vez, que ha llevado a l'Alfàs del Pi a ser uno de los principales ponentes del recién celebrado Congreso Internacional de Bandera Azul, Sostenibilidad, Salud y Seguridad celebrado en Gran Canaria con asistencia de centenares de expertos, profesionales y gestores de Europa y América. Y, sobre todo, a convertirse en sede de la próxima edición de este importante cónclave, que tendrá lugar en el mes de octubre de 2024.
El concejal de Turismo de l'Alfàs del Pi, Luis Miguel Morant, fue el responsable de encabezar la delegación que viajó a Canarias y el ponente del «caso de éxito» de l'Alfàs. Un municipio que, además de la bandera azul de su playa, ha ido sumando unos cuantos galardones más en estas tres décadas en sus centros de interpretación y en el archiconocido Sendero del Faro hasta sumar un total de siete.
«Estamos muy orgullosos de haber podido explicar nuestra experiencia en este congreso porque fuimos invitados por la propia Fundación de Educación Ambiental y por el Cabildo de Gran Canaria con el objetivo de dar una ponencia en torno al caso de éxito de l'Alfàs del Pi», explica Morant que, además, destaca la visibilidad que este tipo de iniciativas le da a un municipio ya que «en un auditorio con tantos técnicos, profesionales y gestores, fue un verdadero placer poder poner a l'Alfàs del Pi en el centro del punto de mira durante esos momentos».
En cuanto a esa oportunidad de ser el centro mundial de las banderas azules, Morant reconoce que «ha sido muy gratificante poder traer este congreso en l'Alfàs del Pi, en la provincia de Alicante y en la Comunitat Valenciana. Eran muchos los destinos que querían albergarlo porque es un evento internacional en el que participa toda Europa y toda América».
Un certamen que «lo que hace es, en primer lugar, situarnos en el mapa. Somos un municipio pequeño, modesto, y ahora toda esa gente nos va a conocer. Seguramente, será en la primera semana de octubre de 2024 y tendremos a un gran número de técnicos, profesionales y políticos conociendo nuestro municipio, nuestro Parque Natural… Sólo eso, ya es muy importante».
Son ya más de 30 años renovando una bandera azul que, como explica el propio edil, exige a los gestores del arenal cumplir con una larga y exigente lista de requisitos. «Son muchísimos. Creo recordar que son un total de 114 parámetros de obligado cumplimiento», cuenta Morant que reconoce que, de todos ellos, «la seguridad es el más importante, pero también están los servicios, la accesibilidad, el baño asistido y, por supuesto, mantener todos los servicios asociados con la playa».
En una industria tan competitiva como la turística, sería estúpido pensar que los criterios por los que se comenzó a reconocer las playas con mejor calidad en 1985 siguen siendo los mismos hoy en día. Como ha quedado claro en este congreso internacional celebrado en Gran Canaria, «los criterios son muchos y, obviamente, han ido evolucionando a lo largo de estas tres décadas; pero lo que prima siempre es que la playa y los centros premiados tengan la calidad, la seguridad y que vayan mejorando y adecuándose a las nuevas demandas, pero siempre, insisto, manteniendo los criterios de seguridad», resume Morant.
Un trabajo que, aunque «la del Racó de l'Albir es una playa pequeña y, por ello, bastante 'dominable'», no es sencillo y, ni mucho menos, flor de un día.
Tampoco, insiste el responsable de Turismo alfasino, se puede caer en el error de pensar que, tras repetir año a año durante tres décadas, la cosa está hecha o asegurada. «La bandera azul no es sólo la consecución de poder ondear la bandera, sino todo el trabajo que hay detrás para mantener durante todo el año esa calidad». Y, en ese mismo sentido, Morant afirma que «es con turistas, pero también sin ellos, durante los doce meses del año, cuando trabajamos para mantener la bandera y poder tener ese acto de izado, que se produce sólo una vez al año».
La bandera azul no es, como se decía al principio, lo primero en lo que el bañista se fija al llegar a la playa, pero ¿podría ser un elemento importante a la hora de elegir el arenal de destino? Morant no se atreve a afirmarlo categóricamente, pero sí reconoce que «creo que cada vez tiene más peso. El turista es cada vez más exigente y se alinea más con los criterios de sostenibilidad. En mi ponencia, hice una comparativa: es como si estuvieses volando en clase turista y el comandante te dice que, por el mismo precio, te ofrece una plaza en Primera. Difícilmente dirías que no».
L'Alfàs del Pi es, sin duda alguna, un referente mundial en esto de las banderas azules. No sólo ha mantenido todo este tiempo la de su playa, sino que ha ido sumando seis más a lo largo del tiempo y son las que ondean en el Sendero del Faro, el Centro de Interpretación Faro de l'Albir, el Museo Villa Romana, el Centro de Interpretación Medioambiental Los Carrascos, el Centro de Interpretación Carabineros y la de La Cantera.
No es l'Alfàs del Pi el municipio con más banderas en términos absolutos, pero probablemente sí lo es en el ratio de banderas por habitantes. Luis Miguel Morant afirma que «en el ámbito de los centros medioambientales somos una referencia. Con 20.000 habitantes, tenemos cinco centros galardonados, siendo la segunda ciudad con más galardones València capital, con más de un millón de habitantes. Por lo tanto, esa diferencia nos da aún más valor y empuje para seguir trabajando en esta línea».
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