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Hubo un tiempo en el que no existían los móviles. En la actualidad cuesta imaginar esa realidad, pero muchos aún la recuerdan. Lo que era quedar con los amigos en un punto concreto a una hora determinada y confiar en que aparecieran sin poder comprobarlo. ... O lo que era ser padre y no saber qué estarían haciendo en cada instante tus hijos.
Y también hay quien vivió la época de las cabinas telefónicas. La ilusión de tener unas monedas y utilizarlas para llamar a una persona importante para ti. Terminar la conversación y despedirte sin saber cuándo volverías a tener noticias. Y vivir tranquilo. Sin revisar constantemente el teléfono móvil. Eso se ha acabado, porque las cabinas han ido desapareciendo durante los últimos años.
Este jueves, El Campello ha dado el adiós definitivo a la cabina que se encontraba en el Casino del municipio alicantino. Una instalación con más de 50 años de antigüedad. A pesar de que llevaba años en desuso, ha pasado medio siglo prestando servicio a los vecinos y vecinas de la localidad así como a los visitantes que estaban de paso, y ahora le sustituye una placa metálica.
Todo cambia. La tecnología se ha colado en las vidas de todos y continúa avanzando a un ritmo vertiginoso. Progreso. Adaptación. Evolución. La era digital no mira al pasado. Tampoco lo hace Telefónica. Ha decidido eliminar todas las cabinas de la escena urbana española y solo ha salvado de la desaparición algunos ejemplos a modo de recuerdo para los más nostálgicos.
Y la ley española también acompaña la despedida de las cabinas telefónicas, ya que han dejado de ser consideradas un servicio universal y esencial tal y como lo fueron hace ya muchos años. La Ley General de Telecomunicaciones (LG) que se aprobó en el Consejo de Ministros eliminó la obligación de mantenerlas como servicio público, y esa decisión ha motivado su desaparición progresiva.
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