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Rosmery Donaire y José María Verduzco en su granja helicícola de Elche. TA
Abrir una granja de caracoles o cómo emprender a orillas de El Hondo

Abrir una granja de caracoles o cómo emprender a orillas de El Hondo

La empresa ilicitana Helix Donaire es la única de toda la Comunitat que se dedica a la helicicultura de manera ecológica

P. Sellés

Elche

Sábado, 19 de agosto 2023, 07:21

En las inmediaciones del parque natural de El Hondo se encuentra la única empresa ecológica dedicada a la ganadería helicícola de toda la Comunitat. Esta pionera granja para la cría y engorde de caracoles responde al nombre de Helix Donaire, y representa un ejemplo de cómo emprender de una manera original.

«La cría del caracol es un recurso que no se está aprovechando lo suficiente. En España hay una gran demanda y gran parte de lo que consumimos se importa de países como Colombia o Marruecos». De esta forma se refiere Rosmery Donaire al gran potencial que tiene la helicicultura en nuestro país. Se trata de la responsable de la firma helicícola, que junto a José María Verduzco inició su andadura empresarial hace cinco años.

«La cría del caracol es un recurso que no se está aprovechando lo suficiente. En España hay una gran demanda y gran parte de lo que consumimos se importa de países como Colombia o Marruecos»

Rosmery Donaire

Reponsable de Helix Donaire

La idea inicial cuando adquirieron los terrenos era emprender una actividad agrícola, pero al percatarse de la gran presencia de caracoles en la zona, decidieron reconducir el proyecto. Su producción está limitada a 5.000 kilos por temporada, una limitación condicionada por el carácter extensivo y ecológico de su actividad. «En las granjas tradicionales los caracoles estarían hacinados en cubículos sin apenas espacio. Nosotros les damos suficiente terreno para que puedan pastorear entre la vegetación». 

Unas condiciones propicias

Los responsables de Helix Donaire aprovechan las propicias condiciones climatológicas de El Hondo para gozar de dos temporadas de producción al año; una finaliza a principios de verano y la otra en diciembre. Esta segunda recogida anual no suele darse en explotaciones donde las temperaturas invernales son más bajas, ya que el caracol no soporta temperaturas bajo cero.

Diferentes fases en el ciclo de crecimiento del caracol. TA
Imagen principal - Diferentes fases en el ciclo de crecimiento del caracol.
Imagen secundaria 1 - Diferentes fases en el ciclo de crecimiento del caracol.
Imagen secundaria 2 - Diferentes fases en el ciclo de crecimiento del caracol.

«Son animales que pueden vivir entre los 3º y los 35º, unos límites que en estas latitudes no solemos superar», explica Rosmery. Eso por lo que se refiere al rango de temperaturas entre las que pueden vivir, ya que el margen térmico se estrecha aún más para verlos en acción. Los caracoles se esconden durante el día con tal de huir del sol y el calor, y no es hasta la caída de la noche que empiezan a salir de sus caparazones buscando comida.

«A diferencia de lo que puede parecer, son animales muy activos que comen de todo», asegura la encargada de la explotación. Cuando son benjamines se alimentan especialmente de vegetación; lechuga, acelgas o tréboles es lo que pueden degustar en la granja ilicitana. Una vez han crecido, también los alimentan con un pienso elaborado a base de harinas lácteas y cereales. 

Alimentación y cosmética

Aunque su esperanza de vida puede llegar a los tres años, el ciclo de maduración es de unos cuatro meses. Pasado ese tiempo llegan a su tamaño máximo (entre 8 y 9 gramos) y son vendidos para la industria alimenticia. Aunque las propiedades de los caracoles también los hacen aptos para el sector de la cosmética, en Helix Donaire solo se crían para el consumo humano.

«Por el momento solo los vendemos al por mayor, aunque de cara al próximo año queremos abrirnos al mercado minorista», explica Rosmery. «Hay gente que me llega a pedir una docena para hacer una paella el domingo, pero actualmente no disponemos de cámaras frigoríficas donde almacenar la producción de cara al consumidor final».

Aunque su esperanza de vida puede llegar a los tres años, el ciclo de maduración es de cuatro meses. Pasado ese tiempo llegan a su tamaño máximo -entre 8 y 9 gr.-

Dedicarse al mercado mayorista hace que limiten su actividad a la cría y engorde del animal. En ulteriores fases del proceso, otra empresa se dedica al purgado, secado, lavado y selección de los ejemplares. La empresa forma parte de la Asociación Nacional de la Cría y Engorde del Caracol, desde la cual les someten a un férreo control de las aguas, el suelo, e incluso de las heces de estos animales. 

La también ingeniera agrícola apunta que solo los caracoles criados en granja pueden ser comercializados para su consumo humano. «Es la única garantía de que su carne sea buena. Si recoges caracoles silvestres, aunque los purgues, no puedes estar seguro de si tienen hongos o parásitos».

Alta mortalidad

El tipo de caracol que crían en Helix Donaire responde a la variedad de Helix Aspersa -también conocida como Petit Gris- una de las más cotizadas debido a su rápido crecimiento. Aunque la producción de huevos por parte de cada ejemplar es elevada (de hasta 120 en cada puesta) también lo es la mortandad, y es que de todos la mitad no llega a eclosionar, y de ellos la mitad no llega a la fase adulta. 

Durante su crecimiento se les llama alevín, garbancero o adulto en función de la fase en la que se encuentren. Rosmery y José María han habilitado diferentes áreas en su granja donde los distribuyen de acuerdo a su tamaño. Más allá de abundante vegetación, cada una de esas áreas cuenta con tablones de madera o mallas donde los gasterópodos se pueden guarecer del sol.

También han instalado un sistema de goteo para mantener el suelo húmedo, así como una barrera para evitar que los ejemplares se escapen. «En algunas granjas cuentan con sistemas electrificados, pero nosotros apostamos por un simple mallado doble y una barrera de plástico». 

La instalación no solo evita fugas, sino que también previene de la acción de los depredadores. Los roedores y las aves son las principales amenazas, atraídos por el olor que desprenden miles de caracoles agrupados. «La presencia de aves en El Hondo es muy nutrida, de hecho la zona atrae a muchos apasionados del birdwatching, así que nos toca hacer un control exhaustivo de la instalación», apunta Rosmery, cuya gestión al frente de Helix Donaire le valió el año pasado uno de los premios a la Iniciativa Emprendedora otorgados por el Ayuntamiento de Elche.

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