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«Al principio no te lo crees, te tiembla todo y miras el décimo mil veces, es una emoción tan grande que no se puede explicar, nunca esperas que la Lotería de Navidad te vaya a tocar a ti», es lo primero que dice Victoria ... cuando recuerda aquel 22 de diciembre de 2020, cuando su padre les mandó un escueto mensaje de Whatsapp: «Nos ha tocado la lotería, no se lo digáis a nadie».
La historia empieza muchos meses antes, cuando estos alicantinos de origen andaluz volvieron a Punta Umbría a pasar el verano, como hacen todos los años, y antes de volver a casa pasaron por la administración de lotería en la que en cada viaje el patriarca de la familia compra tres décimos, uno para ellos y dos que se reparten a medias entre las cuatro hijas.
«Ese año casi se nos pasa comprar, lo recordé yo cuando casi nos estábamos yendo», recuerda Victoria. Y es que en esa misma administración llevaban más de 20 años comprando. «Mi padre tenía los tres décimos en la mano cuando vio otro número que le gustó más y le dijo a la lotera que se lo cambiara, le llamó la atención y en el último minuto dijo 'este mejor'».
Y vamos que si fue como una premonición, cuando en la televisión dijeron eso de «setenta y dos mil ochocieeentooos noventa y sieeeteee, cuatrooo milloooneees deee euuurooos» este alicantino abrió la cartera en la que llevaba todos los décimos de lotería y el primero justamente coincidía. Miraba a la televisión y al número, al número y a la televisión y así hasta que empezó a gritar «nos ha tocado».
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Victoria cuenta que es una alegría inmensa, que se alarga durante semanas, aunque también hay una sensación de incredulidad y prudencia y que hasta que no tuvieron el dinero ingresado no acabaron de creerse que le hubiera tocado la lotería. Eso sí, reconoce que hasta ayer no se aprendió ese número que les trajo la suerte a todos, «los amigos me lo preguntan y yo nunca me acuerdo, decidí memorizarlo ayer, mi padre sí que no lo ha olvidado», explica con humor.
«Se pasaron un año invitando a comer a toda persona a la que se lo contaban, todo el mundo se alegraba mucho, para mis padres más que el premio fue la sensación de un regalo que le habían hecho a sus hijas. No solo que les había tocado la Lotería, sus hijas iban a poder vivir tranquilas«, explica Victoria.
Y es que los 400.000 euros sirvieron para conseguir uno de los bienes más preciados para la juventud actual, «me quité la hipoteca», dice Victoria. Sus tres hermanas también pudieron comprarse una casa gracias a los 200.000 euros a los que tocaron cada una.
«Mis padres tenían la sensación de que aunque ellos nunca habían podido comprarnos un piso a cada una nos habían dejado a las cuatro la vida un poquito más apañada, es una sensación muy bonita, nos dieron tranquilidad económica», explica.
Y es que el premio no te hace rica, pero te permite vivir con calma, Victoria remarca que «ahora puedo ahorrar y tener un colchoncito». Aunque también reconoce que tienen pendiente hacer un viaje todos juntos, «el premio nos tocó el año de la pandemia, no se podía viajar, pero tenemos pensado un caprichito, un viaje a República Dominicana todos juntos».
Y es que, si con un viaje empezó esta aventura de suerte lo justo sería que acabara exactamente igual. Porque aunque esta familia nunca ha vuelto a apostar por ese 72897, cada verano, antes de volver de Huelva, pasan por esa pequeña administración de lotería que les trajo tanta dicha y compran tres décimos, quién sabe si algún día la suerte vuelve a estar de su lado.
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