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La fachada del Ayuntamiento cuenta con dos torres mellizas, una a cada lado del edificio, que se levantan sobre sus arcos laterales. Y son mellizas porque en una se encuentran el reloj y la campana y en la otra no. En la que da horas a toda la ciudad duerme este artefacto que exorciza a los alicantinos con cada toque. Aunque desde lo alto hay una de las vistas más impresionantes del centro histórico de la ciudad, el acceso está restringido por lo complicado de su accesibilidad.
La subida es por unas escaleras antiguas. En el último tramo la pared aparece llena de pintadas, escritos a lápiz de cuando los alicantinos podían subir hasta la campana, algunas con más de un siglo de antigüedad.
Todo cambia y se moderniza, el actual mecanismo de la campana está a los pies de la escalera que sube a la torre. El moderno es poco más que una caja con números que marca la hora, el antiguo permanece justo debajo de la campana, convertido en maderas inservibles. Eso sí, un curioso graffiti decora la pared de la sala.
Con 33,5 metros este es el punto más alto del edificio consistorial, desde él se ve a simple vista la diferencia entre la ciudad moderna y el Alicante antiguo. Una panorámica de los barrios entre las murallas.
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Este es uno de los espacios más conocidos del Ayuntamiento, sobre todo porque es donde se celebran las bodas y otros actos. Eso sí, no siempre fue azul, en su origen se habla de que las paredes tenían tela color burdeos. «El salón Azul era el salón de pleno y el salón de plenos actual era una sala de comisiones», explica Luisa Beltran, restauradora del Ayuntamiento de Alicante. Ambas salas fueron el dormitorio de la reina Isabel II cuando en 1858 visitó Alicante con motivo de la inauguración de la línea ferroviaria.
Las lámparas de este icónico espacio provienen del palacio real de La Granja de San Ildefonso. Las compró José Bas, un prohombre alicantino, en la reforma por la visita de la reina.
En el salón azul descansa este baúl que data de la época de los Reyes Católicos, cuando era tradicional que, en la corona de Aragón, los documentos importantes de los concejos se guardaran en este tipo de almacenaje. Las llaves eran custodiadas por tres personas diferentes para evitar que ninguno de ellos pudiera «meter mano» en la recaudación o documentación oficial.
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En este pequeño espacio, que muchas veces sirve de antesala al salón Azul, se conservan los retratos de los alcaldes que desde que, en la primera década del siglo XX, inaugurara la colección Eleuterio Maisonnave. Hasta hoy hay 58 alcaldes en las paredes de esta sala. Como curiosidades Luis Díaz Alperi es el único pintado con la técnica del pastel, frente al óleo elegido por sus compañeros, y Sonia Castedo es la única mujer de la sala.
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Este pequeño espacio está presidido por una Inmaculada de Lucas Espinós. La pequeña capilla mantiene el suelo cerámico original del siglo XVIII, así como las puertas con las decoraciones de la visita de Isabel II. La capilla está consagrada, por lo que en ella se pueden celebrar misas.
«Estandarte adquirido por el Ayuntamiento de esta ilustre ciudad y bendecido en el colegial de San Nicolás el 25 de mayo de 1789 para conmemorar la jura de Carlos IV como Rey de España». Así reza el cartel explicativo de esta reliquia que se encuentra en la capilla del salón Azul.
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El edificio guarda algunas obras pictóricas de interés. El primero es un lienzo anónimo sobre el fusilamiento de los Mártires de la Libertad, su interés radica en que data de ese mismo momento histórico. También se mantiene en la planta noble una lástima de Gastón Castelló, este tipo de pinturas eran colocadas en las Hogueras para ser pasto de las llamas el 24 de junio, pero ésta se salvó. Por último, en las escaleras principales está el tríptico de 1947 de este artista alicantino que conmemora la construcción de la Casa Consistorial.
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Para acceder a la planta noble del edificio hay una escalinata de mármol rojo y paredes azules que llevan al visitante a fundirse con el cian del cielo de Alicante.
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Este es uno de los espacios que sirvió de dormitorio a la reina Isabel II en su visita a la ciudad. Con un color dorado y rojo, esta sala es el escenario de los acuerdos y enfrentamientos entre los distintos partidos políticos cada último jueves de mes.
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Desde esta sala recubierta de una librería de madera han sido muchos los gobernantes que han dirigido los designios de la ciudad. El último, Díaz Alperi, que lo ocupó hasta la puesta en marcha del edificio anexo como oficinas municipales. En su día, la puerta estaba oculta, dicen que para permitir al alcalde de turno huir en caso de revuelta.
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Esta sala de paredes coral es una de las que no han cambiado en años su mobiliario. En ella se reunía el equipo de gobierno antes de la reforma del edificio nuevo.
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El Ayuntamiento fue también en su momento la prisión de la ciudad. De hecho, esta era la función de su parte trasera, la que da a la plaza de la Santa Faz -antes plaza de la Fruta-. En la propia fachada, en la piedra, se pueden ver marcas alrededor de las ventanas e incluso las estancias interiores son más pequeñas y a distinta altura que la parte noble del edificio.
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Aunque la casa consistorial es un edificio antiguo a lo largo de los años ha sufrido gran cantidad de reformas que lo han ido modernizando, tan solo en algunos espacios se puede comprender el origen histórico del Ayuntamiento de Alicante.
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Es posible que la vista más conocida de la Casa Consistorial sea justamente esta: la fachada con las dos torres mellizas y la balconada de la planta noble. Un edificio lleno de rincones secretos y gazapos sobre su historia.
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