La estampa, vista desde el mar, será clara: Alicante protegida por tres fortalezas. Al castillo de San Fernando y al de Santa Bárbara se le sumará 'San Carlos', el diseño ganador del futuro Centro de Congreso que homenajea el baluarte defensivo que hasta finales del siglo XIX protegió la ciudad.
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El parecido es llamativo a simple vista. El edificio que contendrá los tres auditorios recuerda claramente a las fortalezas defensivas que plagan la costa de Alicante, una abstracción que se ha convertido en uno de los motivos de la decisión unánime del jurado de dar como ganadores a Frade Arquitectos - Luca Poian Forms.
Baluarte de San Carlos
Centro de Congresos 'San Carlos'
El jefe de Proyectos de Frade Arquitectos, Jorge Rodríguez, zanja posibles polémicas en torno al diseño de forma contundente: «Prestamos especial atención al cumplimiento de toda la normativa urbanística aplicable a la parcela, estamos seguros y tranquilos de haber cumplido con todas las pautas», afirma con rotundidad, antes de añadir: «Estamos muy satisfechos con el resultado del proyecto».
El arquitecto insiste en que 'San Carlos' está íntimamente ligado con la ciudad, «no podría estar en otro sitio». Y es que reconoce que en la arquitectura se encuentran muchos ejemplos de edificios que podrían levantarse en cualquier otro lugar: «Nosotros buscábamos crear un hito, a través de una narrativa única, basada en la historia de Alicante y su contexto, con el que la ciudad se puede identificar y que sobre todo pueda disfrutar».
Pero a diferencia de las antiguas fortificaciones, pensadas para repeler los ataques, 'San Carlos' se abrirá a la ciudad con grandes ventanales que dejarán ver a los congresistas las postales más icónicas de la capital: el castillo de Santa Bárbara, el 'skyline', el paseo marítimo o incluso el mar.
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Para Rodriguez las respuestas fueron viniendo solas. «No queríamos plantear este proyecto como la búsqueda de un icono frívolo. Las decisiones nos han llevado de manera natural a que el resultado final sea un hito, pero está íntimamente relacionado con la ciudad de Alicante, con su historia y con su futuro», razona.
El diseño está tan enraizado con la ciudad que la piel de cerámica esmaltada que recibirá toda la construcción refleja los característicos brillos del Mediterráneo en los días soleados, subraya. «Este material le dará un carácter ligero y casi etéreo que contrasta mucho con esa masa del baluarte», detalla.
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El diseño del nuevo Centro de Congresos de Alicante es el resultado de un trabajo conjunto entre varios estudios de arquitectura e ingenieros. Además de Frade Arquitectos, se han unido a la UTE el estudio británico Luca Poian Forms y la empresa de ingeniería Prointec.
Una relación que se forjó en otros proyectos como el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid y que surge de la sintonía de ambos con la oficina del afamado arquitecto Norman Foster en Londres y Madrid.
Frade Arquitectos es el estudio que está detrás de la Casa de la Arquitectura en Madrid y el nuevo Museo de Artes Islámicas de Fez. Por su parte, Luca Poian es responsable del diseño de la Real Academia de España en Roma, la mezquita icónica en el puerto de Dubai o el museo Guggenheim de Helsinki.
Pero no será el único detalle destacado. «La gran plataforma ajardinada es clave», explica Jorge Rodríguez. Esta parte dará continuidad al paseo marítimo, «será un espacio abierto ajardinado público, para toda la ciudad, desde donde se pueda contemplar tanto el mar Mediterráneo como el puerto deportivo».
El arquitecto destaca que no solo servirá de unión entre ambos edificios -el baluarte y el prisma donde estarán situadas las oficinas- sino que será una estructura muy ligera y que permitirá acoger -tal y como recoge el proyecto- el aparcamiento, pero también cualquier otro uso que se le quiera dar en el futuro. «A través de este jardín que fomenta las sinergias también entre estos dos usos», explica.
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Pero el verde no aparecerá solo en la cubierta de pasarelas que une los dos edificios. Uno de los aspectos llamativos de este proyecto tiene que ver con la sostenibilidad. Los muros que dan forma a la estructura serán de seis metros, una decisión que prácticamente creará un microclima en el interior, «otorgan gran inercia térmica y funcionan como un colchón climático del edificio minimizando la demanda energética», explica el profesional.
Por dentro, el edificio contará con núcleos vegetales, que no solo decorarán sino que serán parte imprescindible del sistema que permitirá controlar la humedad relativa, junto con el uso de paneles fotovoltaicos o un sistema de bombas de calor con agua marina.
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