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El Casco Antiguo de Alicante es una de las zonas más singulares de la ciudad. Se extiende desde la plaza del Ayuntamiento, con la fachada barroca de su Casa Consistorial, por la ladera del monte Benacantil hasta las faldas del Castillo de Santa Bárbara.
Un ... patrimonio histórico de primera magnitud desde la plaza de Santa Faz hasta el barrio de Santa Cruz. Una joya que sería envidia de muchas ciudades, pero que en Alicante es sinónimo de conflicto.
Vecinos y comerciantes han peleado durante décadas, y continúan haciéndolo, entre el derecho al descanso y al ocio. La acumulación de bares y pubs convirtió esta parte de la ciudad en una especie de zona de guerra. La suciedad provocada por los botellones y el jaleo del ocio nocturno mantuvo durante años las principales reclamaciones vecinales. Las derivadas, peleas e inseguridad para los residentes.
Hoy en día nada es lo que fue. La pandemia de coronavirus ha borrado casi todos los negocios relacionados con el ocio nocturno. Del más de centenar de establecimientos dedicados a este sector en 2019, hoy en día apenas sobrevive una veintena.
Un paseo por estas calles tan singulares dan cuenta de la cantidad de persianas echadas para siempre. Negocios clausurados y locales abandonados. Este es el sentimiento que se extiende entre comerciantes y vecinos, cada uno con sus razones y argumentos.
Porque la fiesta continúa. Los residentes siguen protestando contra los desórdenes que sufren todos los días, sean fines de semana o no. Las pruebas, las enseñan en vídeos de YouTube, como se muestra a continuación.
Esta protesta llegó al Pleno del Ayuntamiento en septiembre. Una buena representación de la Asociación de Vecinos 'Laderas del Benacantil' reclamaba una solución definitiva.
Esta sensación de desamparo se ha convertido de un quejido silencioso a un clamor. El Casco Antiguo se muere. Y creen que nadie hace nada por ellos. Pero los vecinos no los únicos. Hay comerciantes, algunos de ellos residentes también, que comparten esta sensación.
Pero que no se resignan. Hoy apenas son una decena, pero aspiran en cada reunión se unen cada vez más. Han creado una nueva asociación de comerciantes para compartir un proyecto común que revitalice el Casco Antiguo y lo ponga en valor como la joya de Alicante que es.
Nabil Miñarro es uno de los precursores de la iniciativa. No hay acción sin movimiento y los comerciantes han dado el primer paso. «No es solo una asociación de pubs, somos muchos más. Aquí hay restaurantes, cafeterías, tiendas de ropa, empresas de alquiler vacacional...», enumera. Entiende que «es un trabajo de todos» devolver el esplendor al Casco Antiguo.
Todos son conscientes de que la actual situación del Barrio no es sostenible. «A nadie le benefician esas imágenes de inseguridad, tampoco a los comerciantes», argumenta. Acciones como la reciente redada de la Policía Nacional en Halloween, que se saldó con siete detenidos y 22 actas por botellón, ahondan en la necesidad de reforzar la seguridad en la zona.
El símil es muy gráfico: «Primero hay que evitar que la casa se hunda; después la pintaremos y, al final, la decoraremos y pondremos los muebles«. Es la reflexión que hace Nabil Miñarro y que quiere trasladar a todo el mundo. Es un proyecto en cuatro fases o pasos que hace camino.
Evitar que el edificio se caiga significa acabar con el botellón, la venta de alcohol a menores, el trapicheo de drogas y el desmadre generalizado. Aquí la seguridad es fundamental. No se trata solo de reducir los horarios de los pubs, que ahora cierran sus terrazas a medianoche, sino de elevar el nivel de los consumidores de ocio en el Barrio. Tanto en edad como en nivel económico.
Los edificios de alquiler vacacional que abren cada vez más en antiguos bloques abandonados marcan el perfil medio que se busca. En estos establecimientos el cliente es joven, pero no menor. Se mueve en una franja de entre 25 y 30 años. Obvio, buscan playa y fiesta. Pero ya tienen un nivel alejado del botellón y el desfase.
«El ruido es una parte, importante sí, pero no la única», explica, «porque primero está la inseguridad, la suciedad, el abandono». Cree que «si acabamos con todos estos motivos, puede continuar el ruido, pero seguro que será menos y no molestará tanto».
Vecinos y comerciantes deben ir de la mano a hablar con el Ayuntamiento para cambiar la actual dinámica del Casco Antiguo. Nabil habla de «acciones concretas» que se pueden poner en marcha «sin gastarse una millonada». Habla y cuenta muchos proyectos que tiene en mente. Pero también es conscientes de que hoy en día son imposibles de poner en marcha sin antes 'pintar el piso'.
Aquí se refiere, para empezar, a iluminar el Barrio por Navidad o instalar un mercado medieval por estas calles tan características. Serían unas primeras medidas que, desde luego, cambiarían la degradación actual a un círculo virtuoso y transformar esta zona en un emblema del que Alicante se sienta orgulloso. La creación de la nueva Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo puede suponer el despertar de la zona.
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